11 sept 2010

Evangelio: domingo XXIVdel tiempo ordinario

Lc 15, 1 - 10
1
Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle,
2
y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo:
«Este acoge a los pecadores y come con ellos.»
3
Entonces les dijo esta parábola.
4
«¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las 99 en el desierto,
y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra?
5
Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros;
6
y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice:
"Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido."
7
Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo
por un solo pecador que se convierta
que por 99 justos que no tengan necesidad de conversión.
8
«O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas,
si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa
y busca cuidadosamente hasta que la encuentra?
9
Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y dice:
"Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido."
10
Del mismo modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de Dios
por un solo pecador que se convierta.»