30 abr 2011

Evangelio Día 1: Domingo II de PASCUA

DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA

 Del santo evangelio según san Juan (20,19-31):
 Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, 
se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.»
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; 
trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»
Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído?
Dichosos los que crean sin haber visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro,
hizo Jesús a la vista de los discípulos.
Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías,
el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.
Palabra del Señor
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Jesús resucitado muestra las llagas
de sus manos y de su costado a Tomás,
un discípulo que no acaba de creer. 
Son heridas luminosas que ponen de manifiesto 
la intensidad de un amor expresado
en la entrega de la propia vida. 
Cuando el apóstol las contempla, 
se le ilumina el entendimiento
y se le enciende el corazón.
Cayendo de rodillas,
pasa de las tinieblas a la luz, 
de la incredulidad a la fe.
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