“No digáis:
Faltan solo cuatro meses
y después viene la siega.
Yo os digo:
Alzad vuestros ojos y mirad los campos
que ya están dorados para la siega”.
(Gv 4, 35)
Los campos de trigo ya maduros nos ofrecen la ocasión
de discernir los frutos logrados de lo sembrado en este
largo camino.
Es una invitación clara para observar y ver que la mies
es abundante y la cosecha está preparada para saciar con
nuestra vida el hambre de la humanidad.
significativa tenemos que concretar el modo de ser que
queremos revelar al mundo. Queremos esto porque a esto
somos llamadas”.
El Padre nos bendiga con su omnipotencia, el Hijo nos bendiga con su sabiduría y el Espíritu Santo, nos bendiga con su santidad. "
(Paula Frassinetti, C. 2703).