Con motivo del Congreso organizado en el 50 aniversario de la Encíclica “POPULORUM PROGRESSIO” de Pablo VI, el Papa Francisco publicó este discurso el pasado 4de abril.
¿Qué quiere decir, hoy y en el futuro cercano, desarrollo integral, es decir, promoción a todos los hombres y a todo el hombre? (…) “Se trata de integrar la dimensión individual y la comunitaria. Es innegable que somos hijos de una cultura, por lo menos en el mundo occidental, queha exaltado al individuo hasta hacer del mismo una isla, casi como si se pudiera ser feliz solo. Por otro lado, no faltan las visiones ideológicas y los poderes políticos que han aplastado a la persona, que la han masificado y la han privado de esa libertad sin la cual el hombre ya no se siente más hombre. También hay poderes económicos que tienen interés en perpetrar dicha masificación, puesto que quieren sacar partido de la globalización, en lugar de favorecer una mayor compartición entre los hombres, y esto, simplemente, para imponer un mercado global del cual ellos mismos son quienes han de dictar las reglas y obtener los beneficios. El yo y la comunidad no compiten entre sí, dado que el yo sólo puede madurar en presencia de relaciones interpersonales auténticas, y la comunidad es generadora cuando también lo son todos y cada uno de los miembros que la componen. Esto vale tanto más para la familia, que es la primera célula de la sociedad en la cual se aprende a vivir juntos”.
“Se trata en definitiva de integrar cuerpo y alma. Pablo VI ya escribió que el desarrollo no se reduce a un mero crecimiento económico (cfr n. 14); el desarrollo no consiste en tener cada vez más bienes a disposición, para un bienestar solamente material. Integrar cuerpo y alma significa también que ninguna obra de desarrollo podrá alcanzar realmente su objetivo si no respeta aquel lugar en el cual Dios está presente y le habla a nuestro corazón. Dios se ha dado a conocer plenamente en Jesucristo: en Él, Dios y el hombre no están divididos ni separados entre sí”.
“Dios se ha hecho hombre para hacer de la vida humana, tanto en lo personal como en lo social, una vía de salvación concreta. Así, la manifestación de Dios en Cristo –incluyendo sus gestos de curaciones, de liberación, de reconciliación, que hoy estamos llamados a proponer nuevamente a tantos heridos que están al costado del camino- indica el camino y la modalidad del servicio que la Iglesia pretende ofrecer al mundo: a la luz de ella se puede comprender qué se entiende por desarrollo “integral”, que no yerra ni con Dios ni con el hombre, puesto que asume toda la consistencia de ambos. En este sentido, es justamente el concepto de persona, que nació y maduró en el cristianismo, que ayuda a ir en pos de un desarrollo plenamente humano. Porque persona implica siempre relación, no individualismo, afirma la inclusión y no la exclusión, la dignidad única e inviolable y no la explotación, la libertad y no la constricción”.
“La Iglesia no se cansa de ofrecer esta sabiduría y su obra al mundo, con la conciencia de que el desarrollo integral es el camino del bien que la familia humana está llamada a recorrer”.
Del Bolg SERPERSONA