24 jun 2017

Las plantas, nuestras grandes compañeras en la Tierra

HOPE HAHREN autora del libro “La memoria secreta de las hojas”

Geo-bióloga, científica e investigadora de Biología de la Universidad de Oslo.



Los árboles tienen casi tantas hojas como cabellos tenemos los seres humanos. Algo que es verdaderamente impresionante.
Ahora centremos la mirada en una sola hoja.
El ser humano no es capaz de crear hojas, pero sí que sabe destruirlas. En el último decenio se han talado más de 50.000 millones de árboles.  La tercera parte de la superficie terrestre estaba antes cubierta de bosques. Cada diez años cortamos el 1% de la totalidad de nuestros árboles sin volver a repoblarlos, lo  cual representa el equivalente a la superficie de Francia. De manera que década tras década, se ha ido borrando de la Tierra una Francia detrás de otra.  En un solo día, un billón de hojas son privadas de su fuente nutricia y por lo que parece a nadie le importa. Pero debería de importarnos por la sencilla razón de que, como seres humanos estamos obligados a interesarnos: porque ha muerto alguien que no tenía que haber muerto.

¿Qué ha muerto alguien?


Permítame que se lo explique y, puede que sea capaz de llevarle a mi terreno. Veo un montón de hojas, y mientras las miro me planteo preguntas sobre ellas. Empiezo por el color: ¿Cuál es su tono de verde?, ¿es distinto el del centro respecto al de los bordes?, ¿Cómo son los bordes?, ¿lisos?, ¿dentados?, ¿está suficientemente hidratada?, ¿está débil?, ¿arrugada?, ¿tiene buen color?, ¿de qué tamaño es la lámina?, ¿más grande que mi mano?, ¿es comestible o tóxica?, ¿Cuánto sol puede absorber?, ¿con qué frecuencia recibe el agua de la lluvia?, ¿está enferma?, ¿está sana?, ¿está viva?, ¿por qué?

Ahora le toca a usted: formule una pregunta sobre su hoja.

Bien, ¿sabe lo que ha hecho?, se ha convertido en un científico. Muchos le dirán que, para ser científico, es preciso saber matemáticas, física o química. Craso error. Sería como decir que para saber tricotar hay que saber llevar una casa, o que para estudiar la Biblia es necesario saber latín. Puede servir de ayuda, desde luego, pero ya habrá tiempo de aprender todo eso. Lo primero que tiene que hacer es formular una pregunta sobre su materia de estudio, y usted ya ha llegado a esa fase. No es tan complicado como algunos pretenden…