Ary Ramos | https://es.aleteia.org/
El Pontífice hizo la pregunta evocando la enseñanza de un monje en Rumanía
El papa Francisco invitó a caminar junto a los demás y no olvidar nunca lo que se aprendió en el hogar, especialmente las enseñanzas de las abuelas y las mamás. Lo hizo durante el encuentro mariano con la juventud y con las familias en Iasi, Rumanía, este sábado 1 de junio 2019, en la tarde ante 100.000 asistentes, incluida una delegación ortodoxa.
El Pontífice lanzó la profecía de la familia como esperanza para el mundo y para cada comunidad en el amor. “Esto me hizo acordar la profecía de un santo eremita de estas tierras. Cuando un día el monje Galaction Ilie del Monastero Sihăstria caminando con las ovejas en la montaña, encontró a un santo eremita que conocía y le preguntó: Dime, padre, ¿cuándo será el fin del mundo? Y el venerable eremita, suspirando, desde su corazón le dijo: Padre Galaction, ¿sabes cuándo será el fin del mundo? Cuando no haya sendas del vecino al vecino”, contó el Papa.
Asimismo, argumentó, “cuando no haya más amor cristiano y comprensión entre hermanos, parientes, cristianos y entre los pueblos. Cuando las personas no amen más, será verdaderamente el fin del mundo. Porque sin amor y sin Dios ningún hombre puede vivir en la tierra”.
Luego de escuchar los testimonios de los jóvenes y de familia de 11 hijos, admitió que existen dificultades en la vida de fe,“muchas provocaciones que nos pueden desanimar y encerrarnos en nosotros mismos. No podemos negarlo ni hacer como que no pasara nada”.
Fe para salir del encierro
“Pero – argumentó- eso no puede hacernos perder de vista que la fe nos regala la mayor de las provocaciones: Esa que, lejos de encerrarte o aislarte, hace brotar lo mejor de cada uno. El Señor es el primero en provocarnos y decirnos que lo peor viene cuando no haya sendas del vecino al vecino, cuando veamos más trincheras que caminos. El Señor es quién nos regala un canto más fuerte del de todas las sirenas que quieren paralizar nuestra marcha. Y lo hace de la misma forma: entonando un canto más hermoso y encantador”.
Servir a los demás
“A todos el Señor nos regala una vocación que es una provocación para hacernos descubrir los talentos y capacidades que poseemos y las pongamos al servicio de los demás. Y nos pide que usemos nuestra libertad como libertad de elección, de decirle sí a un proyecto de amor, a un rostro, a una mirada. Esta es una libertad mucho más grande que poder consumir y comprar cosas. Una vocación que nos pone en movimiento, nos hace derribar trincheras y abrir caminos que nos recuerden esa pertenencia de hijos y hermanos”.
La fe se ve en los gestos
Para transmitir la fe no se necesitan “grandes programas o proyectos” sino de dejar “crecer la fe”. La fe “no se transmite sólo con palabras sino con gestos, miradas, caricias como la de nuestras madres, abuelas; con el sabor a las cosas que aprendimos en el hogar, de manera simple y auténtica”. Y citó a San Francisco de Asís, que invitaba a sus frailes a salir a evangelizar primero con hechos, y luego, con palabras.