25 ene 2020

26 de enero, Día Mundial de la Educación Medioambiental

Día Mundial de la Educación Ambiental 2020
       

        El 26 de enero es la celebración del Día Mundial de la Educación Ambiental 2020. En esta ocasión, nos centraremos en la importancia de asegurar su presencia como asignatura en el currículo de todas las enseñanzas obligatorias. Algo que se viene impartiendo en muchos colegios y escuelas como contenidos transversales al resto, pero deben tener su lugar y su presencia propia.

EDUCACIÓN AMBIENTAL, LA ETERNA OLVIDADA

Teniendo en cuenta que, en otras muchas ocasiones, poco se imparte en las asignaturas relacionadas sobre Educación Ambiental; no podemos quedarnos con los brazos cruzados mientras la sociedad evoluciona, pero la educación sigue anclada en las tradicionales asignaturas.
Si la mayoría del alumnado ya ha sabido del estado en el que se encuentra el planeta, más por lo que ha podido ver y oír en los medios de comunicación y las Redes Sociales, o por los distintos movimientos juveniles que han surgido en todo el mundo, que por los propios docentes, centrados más en intentar «recitar» un programa obsoleto que le viene impuesto desde arriba.
Con este panorama, ¿qué vamos a esperar de las nuevas generaciones? Al final, depende de que ellos mismos se comprometan con su futuro; otras veces, las menos, «de casta le viene al galgo de ser rabilargo». Es decir, gracias a sus padres y abuelos, han mamado desde la más tierna infancia su amor por la naturaleza y eso no tiene precio, porque lo llevarán grabado en su mente de por vida.
La sensibilidad medioambiental puede ser innata en los niños, aunque depende de lo que hayan podido presenciar, y de los actos realizados por sus seres más queridos, los que contribuyen a su desarrollo como persona.
 Día Mundial de la Educación Ambiental 2020

LA HUMANIDAD NO ESCARMIENTA

Nuestra presencia ya está marcada en la Tierra para siempre. Hemos sido los únicos en cambiar todo el planeta, de Norte a Sur y de Este a Oeste. Degradando todos y cada uno de los espacios naturales por los que hemos pasado. Somos «Atilas», una masa ingente que transforma y diezma todos los ecosistemas.
Ahora que nos hemos dado cuenta del daño que hemos causado, intentamos arreglarlo con parches, sin demasiada premura, consideración y deseo de actuar. Después de estar cientos de años esquilmando especies y hábitats, pensamos que nuestra negligencia se restaurará en cuatro días. 
Nuestros políticos y dirigentes hacen algo, poco, insuficiente, para intentar frenar el desastre medioambiental que está por llegar. No son palabras que vaticinan algo ilógico, los científicos lo han constatado desde hace muchos años. Yo misma lo tuve claro, cuando varios de mis profesores apuntaban en esa dirección en la facultad, de eso hace varias décadas. La palabra prevención nunca ha estado en el vocabulario de nuestros líderes.
No es posible que esto fuese un secreto a voces, y todo el mundo se lo callase. ¿ Miedo o incertidumbre por lo que está por llegar? Seguramente, fue eso. El miedo es muy malo, pero si las consecuencias van a ser devastadoras, ¿no es mejor anunciarlo a los cuatro vientos, para que la gente tome conciencia?

 Día Mundial de la Educación Ambiental 2020
 Nuestro planeta vive cerca del colapso, a pesar de que las personas no lo perciben en su día a día.

¡Ah, se me olvidaba que estamos en un país y un mundo en el que las teorías del porvenir dadas por científicos no se tienen en cuenta!, son declinables, amoldables o, sencillamente, pospuestas. Supongo que debe ser más importante la economía, a pesar que se se base precisamente en numerosas materias primas naturales. Tampoco debe tener importancia que sin plantas, sin árboles, sin animales, con un agua, una tierra y una atmósfera contaminadas, nuestra vida y nuestra salud está lesionada de manera perpetua.
No podemos esperar más a que esto continúe en el tiempo. Nuestra descendencia no nos lo podrá perdonar, pero nosotros dormimos sin ningún cargo de conciencia a pesar de haber dejado el planeta en estas condiciones.
La educación ambiental debería de estar dentro de cualquier tipo de formación tanto para niños, como para jóvenes o adultos. La naturaleza se ve con otros ojos, si alguien te abre sus puertas. Saber apreciar su sabiduría y su belleza para conservarla, es un deber. Es nuestro patrimonio, y es único.