La agencia vaticana Fides
informó que en el año 2020 han sido asesinados en el mundo 20 misioneros, con
el continente americano ocupando el primer lugar con ocho muertes violentas.
El informe publicado este 30 de diciembre señala que en el año
fueron asesinados ochos sacerdotes, un religioso, tres religiosas, dos
seminaristas y seis laicos.
Este año el número mayor de muertes vuelve a registrarse en
América, donde han sido asesinados cinco sacerdotes y tres laicos. Le sigue
África con un sacerdote, tres religiosas, un seminarista y dos laicos muertos.
En Asia han sido asesinados un sacerdote, un seminarista y un laico. Por
último, en Europa murieron un sacerdote y un religioso. Fides indicó que del
2000 al 2020 han sido asesinados en el mundo 535 agentes pastorales, de los
cuales cinco eran obispos.
La agencia vaticana explicó que usa el término “misionero” para
“todos los bautizados, conscientes de que ‘en virtud del Bautismo recibido,
cada miembro del Pueblo de Dios se convierte en discípulo misionero. Cada
persona bautizada, sea cual sea su función en la Iglesia o conocimiento de la
fe, es un sujeto activo de evangelización’”.
“Además, desde hace algún tiempo, la lista anual de Fides no solo
se refiere a los misioneros ad gentes en sentido estricto, sino que trata de
reflejar todos los casos en los que bautizados comprometidos con la vida de la
Iglesia han muerto de manera violenta, no expresamente ‘por odio a la fe’”,
señaló.
Por ello, indicó que no usa “el término ‘mártires’, - excepto en
su significado etimológico de ‘testigos’ -, con el fin de no entrar en el
juicio que la Iglesia pueda hacer sobre algunos de ellos proponiéndolos,
después de una cuidadosa consideración, para la beatificación o canonización,
como sucede con frecuencia”.
“En este 2020 también muchos agentes pastorales han sido
asesinados durante intentos de robo, realizados con gran ferocidad, o han sido
objeto de secuestro o se han visto envueltos en tiroteos o en actos de
violencia en los contextos en los que trabajaban marcados por la pobreza
económica y cultural, de degrado moral y ambiental, donde la violencia y el
desprecio por la vida y por cada derecho humano son casi lo habitual”, indicó.
“Ninguno de ellos ha realizado hazañas o acciones llamativas, sino que simplemente han compartido la misma vida cotidiana que la mayoría de la población, dando su testimonio evangélico como signo de esperanza cristiana”, afirmó la agencia vaticana.