5 abr 2023

ENTREVISTA AL ARZOBISPO ELECTO DE SANTIAGO


¿Cuál fue su primera reacción cuando le comunicaron que era el elegido para asumir el cargo de arzobispo de Santiago? ¿Se lo esperaba?

Fue un contraste de emociones cuando me comunicaron que el Santo Padre había pensado en mí para suceder a monseñor Barrio. Supone mucha emoción saber que confían en uno para una misión importante. Entré en un pequeño colapso, eché alguna lágrima, pero como creyente, miré al cielo y adelante.

¿Qué han significado para usted estos dos años como obispo auxiliar?

Llegué como peregrino y en Año Santo, con la pandemia aún muy presente, con un Santiago de calles vacías. Pero fue volviendo la normalidad y fui conociendo una diócesis inmensa. Aprendí en esto de ser obispo con toda la buena gente que tenemos. Hay que saber dejarse enseñar, y ésta es una diócesis muy intensiva y extensiva.

En el acto de presentación como nuevo arzobispo, le agradeció a monseñor Barrio su cercanía, ¿cómo valora la figura del arzobispo emérito después de 27 años al frente de la Archidiócesis de Santiago?

Monseñor Barrio llegó como auxiliar en 1993, también en Año Santo como yo. Mi experiencia con él ha sido muy cercana, ha sido una figura paterna. Me ha acogido, cuidado, me ha dado espacio y, siempre de su mano, me ha animado. Fui auxiliar de una persona entregada, de gesto sencillo y hondo, y con él fui descubriendo esta inmensa diócesis.

Desde el inicio del siglo XX, es, tras el cardenal Quiroga Palacios, el segundo ourensano que asume el cargo de arzobispo de Santiago. ¿Qué significa esta circunstancia para usted? ¿Considera que es un plus para la Iglesia tener un representante en Compostela arraigado en la cultura gallega?

Ser gallego es una cátedra, es una forma de estar y de ser, con el paisaje en el corazón y en la mirada. El cardenal Quiroga fue una figura indiscutible históricamente para Galicia y para la Iglesia. Soy ourensano en una tierra que es mía, ser gallego es siempre una posibilidad de encuentro, el alma gallega es de horizontes amplios y extendidos, y yo acepto este desafío con esperanza.

Tomará posesión el próximo 3 de junio. ¿Qué objetivos se marca? ¿Cuál es su plan pastoral para la Diócesis de Santiago?

La grandeza de la diócesis es impresionante por su larga historia, y en momentos agitados como éstos, de crisis, debe estar muy presente en los agentes de pastoral que ésta es una oportunidad para todos, que hay que arropar. Todos son caminos que llevan a Santiago y debemos abrir a la esperanza ese camino, tras la pandemia, la guerra de Ucrania y la crisis. La Iglesia de Santiago debe comunicar esperanza y fraternidad, como creyentes. La idea es caminar juntos como Iglesia para lograr que la sociedad sea más justa y solidaria. Repito una frase que es que cualquier tiempo pasado no fue mejor, fue anterior, y éste es el que nos toca y debemos buscar que sea el mejor.

¿Solicitará que se cubra la función de obispo auxiliar?

Sí, la Archidiócesis de Santiago es muy grande y necesita un obispo auxiliar. Poco a poco iré formando un equipo.

¿Se plantea una reforma de la curia diocesana? ¿Habrá renovación de cargos en la diócesis?

Sí, es algo que tocará en su momento, ver con quién quiero contar más de cerca en distintas áreas de la vida pastoral. Los cambios no deben ser bruscos, pero no podemos quedarnos parados, ésta es una invitación a la valentía en la toma de decisiones.

El próximo Año Santo es en 2027. ¿Cómo encara una cita tan importante para la ciudad y para Galicia?

Termina uno y ya nos ponemos en camino hacia el siguiente. Pudiera parecer que 2027 queda lejano, pero no lo está tanto. La Puerta Santa está cerrada, pero no la Catedral, siempre abierta. Antes, en 2025, también tenemos un acontecimiento muy importante para la Iglesia, el Jubileo de la Iglesia Universal, que servirá de Pórtico a nuestro Año Santo.

De cara a la sociedad en general, ¿qué modelo de Iglesia defiende?

No se trata de hacer muchos kilómetros, sino de que tengamos oídos en el corazón, una Iglesia que sepa escuchar, que escuche las inquietudes y esperanzas, y de poner respuesta a esos anhelos que no se construyan desde la teoría, sino del gesto, que todos tengan cabida. Todos los hombres llevan la huella de Dios, hay que sanar, reconciliar, extender y abrir puertas, derribar muros. La Iglesia es Jesús, no es de nadie en particular, es de todos y para todos. Y donde hay corazones dolidos, debemos arroparles.

¿Cómo valora la labor que está realizando durante su pontificado el papa Francisco?

Francisco nos ha devuelto a la esencia. La Iglesia solo existe para evangelizar y Francisco con su gesto, con su palabra y con su esfuerzo, especialmente de estos días enfermo, pone en el centro el Evangelio, él conduce la balsa de la Iglesia y desde la sede compostelana, un referente universal de la Iglesia con Roma y Jerusalén, nos unimos a él y pedimos que tenga valentía de seguir por los caminos del Evangelio.

¿Cuál es su posición respecto a la eutanasia, la llamada "ley trans" o la gestación subrogada?

Son cuestiones que requieren matiz y atención, juzgamos de manera arbitraria, la vida es un don de Dios y no podemos pretender ser como dioses, la vida es del que nace. Son debates demasiado ideologizados, que requieren reposo, pero siempre desde el respeto y la dignidad que merecen todas las personas. Hay que tener más serenidad cuando se trata de vidas, son debates demasiado enfrentados y susceptibles.

¿Cómo gestionará las relaciones institucionales con el Gobierno, la Xunta y el Concello?

Como obispo auxiliar ya he mantenido una relación institucional, muy habitual con Xunta y Concello, y es enriquecedora. La idea es seguir sumando esfuerzos con las administraciones, tener una relación de cordialidad por solidaridad, de un esfuerzo compartido en busca de soluciones.

Fuente: El Correo gallego