Contempla el amor y no el precio
Jesús le dijo: "Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?".Simón contesto: "Supongo que aquel a quien le perdonó más." Jesús le dijo: "Has juzgado rectamente."Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama." Y a ella le dijo: "Tus pecados están perdonados."Los demás convidados empezaron a decir entre sí: "¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?" .Pero Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado, vete en paz."
(Lc 7, 41-50)