Decía Juan Pablo II:
"Deseo, ante todo, llamar la atención hacia la urgencia de promover las que podemos llamar "actitudes vocacionales de fondo", que originan una auténtica "cultura vocacional". Esas actitudes son:
- la formación de las conciencias,
- la sensibilidad ante los valores espirituales y morales,
- la promoción y defensa de los ideales de la fraternidad humana,
- del carácter sagrado de la vida humana,
- de la solidaridad social y del orden civil.
Se trata de lograr una cultura que permita al hombre moderno volverse a encontrar a sí mismo, recuperando los valores superiores de amor, amistad, oración y contemplación.