Con el Miércoles de Ceniza iniciamos el camino cuaresmal y nos preguntamos: ¿Qué es ahora, para nosotros, la Cuaresma? El eco mediático de la Cuaresma ha perdido muchos enteros en esta sociedad de consumo y del bienestar. Nos quedan las filloas y el fragor del carnaval con el momo, cuando muchas familias han de hacer por fuerza el ayuno de carne, y no justamente porque es Cuaresma.

El evangelio de hoy nos advierte de que lo que cuenta no es quedar bien (¡un imaginario tan arraigado en tanta gente!), sino vivir con coherencia bajo la mirada amorosa de Dios. Y propone las tres prácticas penitenciales usuales entre los judíos.
Y estas prácticas, si afinamos los cinco sentidos, nos proponen un gran examen (de cuarenta días, como Jesús en el desierto) sobre nuestras relaciones con los demás (limosna), con Dios (la oración) y con uno mismo (el ayuno).