Texto de Mario Benedetti.
Me
gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que
haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que
cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia
realidad.
Me gusta la gente con
capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga
lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien se permite huir de
los consejos sensatos dejando las soluciones en manos de nuestro padre
Dios.
Me
gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece
el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con
buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar
sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a
cambio.
Me gusta la gente capaz de criticarme
constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme. La gente que
tiene tacto.
Me
gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la predica. La gente que
mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor.
Me
gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a
las decisiones de cualquiera.
Me
gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar
objetivos e ideas se trata.
Me
gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó
o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza
genuinamente por no volver a cometerlos. La gente que lucha contra
adversidades.
Me
gusta la gente que busca soluciones.