Nadie
que sea consciente de las realidades que nos rodean puede negar que el mundo ha
cambiado tanto en su dinámica cultural como en sus estructuras y expresiones
sociales internas. Algunos consideran que estos cambios son tan drásticos que
estamos al borde de una crisis de civilización.
Nuestra inmersión en el mundo es el fruto de nuestro bautismo que nos permite oír la voz interior de Dios: “Tú eres mi hijo amado, tú eres mi hija amada”. Estamos llamados a ser bautizados por el espíritu de Dios en medio de la corrosiva riqueza de la modernidad… y comprender con más matices la manera y la forma en que el Evangelio toma raíces en las culturas de la comunidad humana para que las estructuras de la sociedad se empapen de la levadura del Evangelio.
Para leer los signos de los tiempos a
la luz del Evangelio es necesario tener un nuevo lenguaje y nosotros debemos
ser el nuevo medio de comunicación. La misión no se limita a la comunicación de
palabras y hechos, sino que es comunión y transmisión de una visión moral y
ética que abrirá los ojos a individuos y comunidades para que descubran en sus
vidas lo divino y lo sagrado.
Extracto de art. "Culturas y Justicia: camino a seguir..."
Anthony Rogers, FSC