Cuando acabó el primer día, el dedicado leñador había conseguido traer 18 árboles, una cifra impresionante. Pero el hombre era muy trabajador y quería demostrar que podía hacerlo todavía mejor, y el día siguiente salió a batir su record. Sin embargo, al finalizar el día, solo pudo volver con 15 troncos. Conforme iban pasando los días el leñador se esforzaba por superarse, pero pese a gastar tanta energía, cada vez volvía con menos árboles. Estaba desesperado.
Fue a hablar con su jefe y le explicó la situación.
- No lo entiendo. Por más que me esfuerce, cada día corto menos árboles.
El hombre que le había contratado le miró y preguntó:
- ¿Cuánto haces que no afilas el hacha?
- ¿Afilar? No tengo tiempo para afilar. Estoy muy ocupado cortando árboles.
Afilar el hacha significa renovarnos constantemente en las cuatro áreas básicas de la vida: fisica, socioemocional, mental y espiritual. Es el hábito que aumenta nuestra capacidad para aprovechar todos los demás con efectividad. Es un hábito que promueve visión, renovación y mejora continua; salvaguarda contra crisis a la vez que abre un camino ascendente de crecimiento.