14 ene 2015

Valorando lo que se tiene

Leemos en Hacer familia

Los niños deben aprender que las cosas tienen un valor y es importante respetarlas y cuidarlas para mantenerlas, por el esfuerzo que puede suponer conseguirlas. Cuando un niño es educado en un ambiente en el que se le consiente todo lo que pide, tiene todo lo que demanda y cuando algo lo pierde o se le estropea se sustituye con facilidad, no aprende el valor de las cosas ni lo que supone lograrlas.

Detrás de este aprendizaje estará también el ser cuidadosos, no sólo con las cosas sino con uno mismo y con el resto de personas. Desde muy pequeños, los padres debemos exigir un esfuerzo por lograr que las cosas estén bien hechas, trasladando esto al uso de ellas. Sentir el valor de las cosas es un logro que debe aprenderse poco a poco, con paciencia. En la escalada para conseguirlo, estos son algunos pasos que los padres podemos dar para inculcar a los hijos el valor de las cosas y enseñarles a valorar lo que tienen.
1. Ser ordenados. Esto implica asignar un sitio para cada cosa, ser capaz de dejarlo en ese sitio asignado y mantener en un buen estado las cosas para que no se estropeen y tengan una mayor duración. Por ejemplo, no solamente deben aprender a dejar los libros en la estantería sino que éstos estén en una buena posición para evitar que se doblen o se rompan. Esto es ser ordenado.
2. Las cosas cuesta conseguirlas y tienen un valor. Para que aprendan este concepto les debe costar a ellos lograrlas. Si lo experimentan en primera persona será más fácil que lo asimilen. Podremos llevar a cabo este aprendizaje si evitamos darles inmediatamente todo lo que nos piden. Deben entender que no pueden tener todo lo que quieren, para eso tendrán que saber elegir y establecer una jerarquía y prioridades en sus peticiones.
3. Las cosas requieren esfuerzo para lograrlas. Es bueno que se ganen lo que han elegido con buenas acciones o ayudándonos en tareas del hogar o incluso laborales, dependiendo de la edad. Una vez que han logrado lo que han elegido, se les debe exigir un buen uso de ello y hacerles ver que si se estropea, es su responsabilidad arreglarlo.


4. Ser personas cuidadosas. Para que este aprendizaje de hacer un buen uso de las cosas y cuidarlas se interiorice realmente, hasta el punto de convertirse en personas cuidadosas, debe exigirse no solamente con los objetos materiales, sino también consigo mismos, con su imagen, con sus tareas académicas, con su forma de cuidar a otras personas, con el modo de jugar o de llevar a cabo las tareas domésticas...