
Me gusta la idea porque coloca el heroísmo no en grandes gestas, sino en el terreno del realismo cotidiano de saber convertir “los deseos en realidades y las ideas en hechos”. Las realidades y los hechos son lo realmente importante. El verdadero heroísmo está en saber traducir los grandes ideales a la prosa de cada día. El amor, una palabra vacía si no se concreta en sacrificios cotidianos.
Verdaderamente, buenos deseos los tiene cualquiera, lo meritorio es convertirlos en realidades, en actos.