El cristiano-católico ante
“la conmemoración de todos los
fieles difuntos”
En el elogio del Martirologio Romano para la conmemoración de todos los fieles difuntos, podemos leer lo siguiente: “La Santa Madre Iglesia, después de su solicitud para celebrar con las debidas alabanzas la dicha de todos sus hijos bienaventurados en el cielo, (La solemnidad de Todos los Santos) se interesa ante el Señor, ahora a favor de las almas de cuantos nos precedieron con el signo de la fe y duermen en la esperanza de la resurrección, y por todos los fieles desde el principio del mundo, cuya fe solo Dios conoce, para que, purificados de toda mancha de pecado y asociados a los cuidados celestes, puedan gozar de la visión de la felicidad eterna”.
Por eso, ante la conmemoración de los fieles difuntos,
sobre todo de nuestros fieles difuntos, cabe proponer dos o tres actitudes
fundamentales:
Con la actitud de comunión
pues, con todos nuestros fieles difuntos cristianos formamos la Iglesia de Cristo. La Iglesia
peregrina de los que aun vivimos en esta tierra, la Iglesia purgante
de los que necesitan de la plena purificación y la Iglesia triunfante de
los que gozan ya de la presencia eterna del Padre.
Actitud de oración y sufragios por todos ellos.
Actitud de acción de gracias a la Trinidad
Santa de Dios en Cristo Jesús.
En nuestra parroquia comenzaremos la novena el jueves día
29 del mes de octubre, a las 6:15 con el rezo especial del rosario y a
continuación la santa misa con homilía de reflexión a cargo del Padre Don
Elpidio Ruíz sacerdote diocesano de Palencia.
El día 1 de noviembre, solemnidad de
“Todos los Santos”,
a las 7 de la tarde tendremos la novena en su cuarto
día y
a continuación la procesión-oración a los cementerios parroquiales
para
pedir y potenciar la comunión con todos los fieles difuntos.
el solemne acto por nuestros Fieles Difuntos,
enterrados en la parroquia y o enterrados en otros lugares;
y a continuación la Procesión –Oración al cementerios
parroquiales,
para orar por todos aquellos que nos han precedido en la fe
y
vivieron la esperanza y la caridad como miembros
de la comunidad cristiana de
San Cipriano de Vilanova de Arousa.