El papa Francisco ha compartido con numerosos mandatarios europeos cómo son sus sueños y esperanzas sobre Europa. Se trata de nueve ideas que reflejarían “un nuevo humanismo”, o en otras palabras, la apuesta de Francisco para fortalecer el proyecto europeo. Así lo afirmó hoy, en el discurso de agradecimiento por el premio internacional Carlomagno, galardón anual con el que la ciudad de Aquisgrán (Alemania) ha reconocido el trabajo del papa por la integración europea.
“[1] Sueño una Europa joven, capaz de ser todavía madre: una madre que tenga vida, porque respeta la vida y ofrece esperanza de vida.
[2] Sueño una Europa que se hace cargo del niño, que como un hermano socorre al pobre y a los que vienen en busca de acogida, porque ya no tienen nada y piden refugio.
[3] Sueño una Europa que escucha y valora a los enfermos y a los ancianos, para que no sean reducidos a objetos improductivos de descarte.
[4] Sueño una Europa, donde ser emigrante no sea un delito, sino una invitación a un mayor compromiso con la dignidad de todo ser humano.
[5] Sueño una Europa donde los jóvenes respiren el aire limpio de la honestidad, amen la belleza de la cultura y de una vida sencilla, no contaminada por las infinitas necesidades del consumismo;
[6] donde casarse y tener hijos sea una responsabilidad y una gran alegría, y no un problema debido a la falta de un trabajo suficientemente estable.
[7] Sueño una Europa de las familias, con políticas realmente eficaces, centradas en los rostros más que en los números, en el nacimiento de hijos más que en el aumento de los bienes.
[8] Sueño una Europa que promueva y proteja los derechos de cada uno, sin olvidar los deberes para con todos.
[9] Sueño una Europa de la cual no se pueda decir que su compromiso por los derechos humanos ha sido su última utopía”.