Dice san Pablo: «Llevad los unos las cargas de los otros y así cumpliréis la ley de Cristo»; y la ley de Cristo es: «Que os améis los unos a los otros como yo os he amado». El consejo de «llevar los unos las cargas de los otros» se refiere a la paciencia. El apóstol nos proporciona una pista sutil, pero inconfundible, de la razón por la que hemos de soportar con paciencia a la gente que nos irrita cuando sugiere que también nosotros podemos ser difíciles.

Examina tu conciencia de vez en cuando para descubrir qué hay en tu carácter, en tu conducta y en tus obras que enerve a los demás. Son pocas las personas que agradan a todo el mundo en todo. Cuando hayas dado con tus defectos, haz lo que puedas por corregirlos.