Para Amedeo Cencini (“Llamados a la belleza”) posiblemente nuestra cultura ha perdido en gran medida la sensibilidad vocacional y éste sea uno de los principales problemas de nuestra sociedad.
Por esto, fomentarla es el punto fundamental sobre el cual trabajar. La “sensibilidad vocacional”…
Nace de la concepción de la vida como respuesta a una llamada y, por lo tanto, a un Don que responsabiliza al llamado ante quien le llama.
Crece en la dirección auténtica si el sujeto aprende a desear, esperar, reconocer la voz que lo llama.
Se refuerza cuanto más sigue el llamado tal voz y reconoce en la llamada la propia identidad lo que le ofrece verdad belleza y bondad.
Es madura y orienta siempre más la vida de la persona, en la medida en que es constantemente confirmada con opciones coherentes, con las que el "llamado" reconoce y acepta la propia responsabilidad con respecto a los demás.
Y será cristiana si el “llamado” vive todo esto como una cosa bella, en sí misma, bella para sí mismo, bella hasta el punto de convertirse a su vez en comunicador, confirmando que la vocación cristiana nunca es “autorreferencial” ni la belleza es solo en referencia al sujeto. Es una llamada “hacerse cargo” de nosotros.
http://www.serpersona.info/
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