"Mirad, os voy
a declarar un misterio: no todos moriremos,
pero todos seremos transformados.
En un instante, cuando
suene la última trompeta; porque sonará, y los muertos
resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados.”
(1 Cor. 15,52)
SANTOS Y DIFUNTOS
En este mes de octubre, son muchas las parroquias de nuestra diócesis que se preparan para celebrar dos importantes días: la “Solemnidad de Todos los Santos” y la Conmemoración de Todos las fieles Difuntos”.
La primera es la fiesta de los
santos canonizados y de los no canonizados: de todos los cristianos que gozan
de Dios, después de haber seguido a Cristo durante su vida. Por ello, se debe
celebrar con toda la solemnidad que le corresponde; oraciones propias, Gloria,
Credo y su prefacio propio. El origen de esta fiesta se remonta al siglo VII,
cuando el Panteón romano, templo dedicado a “todos los dioses” (que es lo que
su nombre significa en griego), se dedicó a la Virgen María y a todos los
santos. El aniversario de esta dedicación se fijó en el siglo IX para el 1 de
noviembre.
