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Tras el pentecostés Santiago el Mayor es enviado a predicar a Hispania, actuales territorios de España y Portugal, a la que llega desde Jerusalén de forma poco contrastada: algunos indican que lo hace atravesando las Columnas de Hércules, bordeando las costas portuguesas y llegando finalmente a Galicia; otros establecen el origen de su periplo en Tarragona y su posterior travesía a lo largo del valle del Ebro y la Cordillera Cantábrica para terminar llegando a lo que hoy es La Coruña, mientras que por último, una tercera versión dice que su llegada es en realidad a Cartagena, y que desde ahí partiría rumbo al norte.
Tras un largo periplo por la Península Ibérica, Santiago regresó a Jerusalén y en el año 44 fue decapitado con una espada. No obstante, sus discípulos recogieron su cadáver y lo embarcaron con dirección a la Hispania Romana. Siempre según la tradición, la nave desembarcó en la costa marítima gallega, donde fue trasladado al lugar donde se halla la catedral compostelana en la actualidad.
Su leyenda, de la que surge la peregrinación del Camino de Santiago, cuenta que tras el descubrimiento del sepulcro donde descansaban sus restos, alrededor del año 813, numerosos cristianos del norte de la península comenzaron a peregrinar a lo que hoy es Santiago de Compostela para mostrar su devoción. Esta costumbre luego se convirtió en tradición, expandiéndose el fenómeno del Camino de Santiago a toda Europa y en todo el mundo, por lo que la ciudad santa se convirtió en uno de los centros de peregrinación más importantes de la cristiandad.
En el año 1222 el Papa Calixto II decidió implantar el Año Santo Compostelano, celebrándose cada año en el que el 25 de julio cayera en domingo. En cada Xacobeo se otorgan indulgencias a todos aquellos peregrinos que en Santiago de Compostela cumplan los requisitos de visitar la catedral, recibir los sacramentos y rezar una oración.
El Apóstol Santiago, Patrón de España
Pese a que desde el siglo IX los reyes de la reconquista reconocían a Santiago Apóstol como su patrón, no fue hasta el siglo XVII cuando el patronato de España le fue concedido al santo. Fue por obra del Papa Urbano VIII, bajo el reinado de Felipe IV, que el apóstol Santiago el Mayor fue reconocido oficialmente como único patrón de España (que desde 1627 compartía con Santa Teresa de Jesús). Esta decisión se hizo conjuntamente con el reconocimiento por parte de la Iglesia de que sus restos estaban enterrados en Compostela y estableciendo además que la festividad de Santiago Apóstol se celebrara cada 25 de julio. «Dios hizo a Santiago, Patrón de España, que no existía entonces, para que cuando llegue el día pudiera interceder por ella y volverla otra vez a la vida con su doctrina y con su espada», afirmó en una ocasión Francisco de Quevedo.
Desde 1646, por obra de Felipe IV, está institucionalizado el Voto de Santiago, que siguiendo la tradición de los reyes cristianos del norte de la Península en los tiempos de la Reconquista, daba una ofrenda por parte de los reyes, príncipes y del arzobispo de Compostela a la Iglesia de Santiago cada 25 de julio. Esta ofrenda sigue teniendo lugar a día de hoy, aunque de forma simbólica, en la celebración de la misa en el Día del Apóstol.