Sr. Alcalde y miembros de la Corporación Municipal
Patrón Mayor y miembros del Cabildo
Queridos hermanos Sacerdotes y Seminaristas
Queridos Hermanos y hermanas
La imagen de Nuestra Señora del Carmen llegó a San
Cipriano de Vilanova de Arousa en el año 1954 procedente de los talleres de los
hermanos Rivas, una saga de maravillosos tallistas y pintores de arte sacro de
Santiago de Compostela.
La imagen de la Virgen del Carmen de Vilanova de
Arousa es la muestra de agradecimiento de un pueblo católico de profundas
raíces cristianas a la celestial patrona de sus marineros, de sus mariscadoras
y de todos los trabajadores y trabajadoras de sus fábricas de salazón y de
conservas. Un pueblo que con mirada de fe y visión sobrenatural supo ver la mano
de Dios y percibir la protección y el amparo de la Estrella de los mares en múltiples ocasiones y particularmente
cuando corría el año 1950 y el mar embrabecido y furioso no se cobró su tributo
segando la vida de los marineros del vilanovés galeón Joaquín en su travesía
desde la ría de Muros hasta Vilanova bordeando la franja costera de Corrubedo
–Costa da morte por tantos siniestros marítimos- y las Islas Sagres más de una docena de pequeñas
islas e islotes en la boca de la ría de Arousa,
enteramente rocosas y cuyos
arrecifes están plagados de historias de naufragios.
Ellos percibieron que fue la mano materna de
Nuestra Señora del Carmen quien los condujo hasta puerto aquella terrible noche
atrapados en el temporal y quien con su Santo Escapulario los cubrió, igual que
una madre cobija a sus hijos, los envuelve con su manto, los aprieta contra su
pecho y los pone a salvo de los peligros.
Estos marineros honrados, curtidos por el agua y el
salseiro quisieron dejar a las generaciones venideras su testimonio de
agradecimiento a la Virgen del Carmen. Y con ellos todo el pueblo de Vilanova
que en aquellos años de escasez quiso hacer su aportación para adquirir esta
imagen bendita y preciosa que con sólo mirarla y verla en nuestro templo
parroquial nos hace sentir que “temos a casa chea”.
Esa es la grandeza de las gentes de fe. Es el
señorío de los humildes y sencillos que no dan a Dios y al prójimo los restos,
lo que les sobra, ni esperan tiempos de bonanza para tributar culto a Dios y compartir
con el prójimo, porque sus corazones son todos los días y año tras año una
despensa de caridad y generosidad. Esa fe y esa caridad son los cimientos sobre
roca sobre los que se han levantado nuestros pueblos y nuestras villas
marineras: la roca de la fe apostólica predicada en nuestras tierras por el
Apóstol Santiago el Mayor, cuyo cuerpo reposa en la paz en la Basílica
compostelana y cuya gloria pervive entre nosotros los hijos de la Santa Iglesia
Católica.
Fue precisamente la Madre del Señor la que animó y
fortaleció al Santo Apóstol en su ardua tarea de predicación del Evangelio en
la Península Ibérica cuando
en la noche del 2 de enero del año 40 se le apareció en carne mortal en la
Cesaraugusta romana, la actual Zaragoza. Y es desde entonces que el amor a la
Madre de Dios es signo distintivo de la España Católica hasta el punto de ser denominada
por los Romanos Pontífices como “España, tierra de Maria Santísima”.
La fe no es un sentimiento, ni una ideología sino que
hunde sus raíces en la historia de Dios hecho hombre, hasta el punto que Dios
entró en la historia humana, haciéndose hombre como nosotros, semejante en todo
a nosotros menos en el pecado y continúa haciéndose presente e interviniendo en
la misma historia de modos muy diversos.
¡Dios no se ha alejado de la historia de la humanidad!
Sigue presente y operante en la misma. Y de igual manera Aquella que recibió al
pie de la cruz el testamento del amor divino de labios de su propio Hijo,
nuestro Señor Jesucristo.
También la Virgen Maria sigue presente y actúa en la
historia humana como Madre que acompaña a la Iglesia peregrina y conduce los
pasos de sus hijos hacia la patria celestial.
Y es precisamente esta presencia de Dios y de Maria en
medio de su Iglesia la que hace florecer en las almas la fe cristiana. Una fe que ha enriquecido y
continúa enriqueciendo con frutos abundantísimos y preciados a la humanidad
entera que se beneficia de la vida y de la acción de los cristianos en la
entraña misma de la sociedad: frutos de sabiduría y de ciencia que elevan a
cotas altísimas la inteligencia y el pensamiento humano. Frutos de belleza y
armonía en todas la disciplinas del arte que además de elevar el espíritu
humano son un bálsamo y un solaz en medio de los sufrimientos físicos y
anímicos que la misma vida nos depara. Frutos de paz, de justicia, de
solidaridad que hacen menos penosa y más llevadera la vida de los pueblos y de
las naciones en el acontecer de la historia.
Nuestro canto hoy y nuestra acción de gracias a Dios y a Maria quieren ser, además de un testimonio de nuestra fe ante el paganismo reinante, un anuncio gozoso de la presencia de Dios y de la Virgen en medio de nuestros quehaceres diarios. Dios y Maria no se han desentendido de la vida de los hombres sino que caminan a nuestro lado, son para nosotros los creyentes fuerza y guía en nuestro caminar, inspiración para nuestros ideales y proyectos, aliento en nuestras fatigas y descanso en nuestros trabajos.
Neste 70 aniversario da chegada da tua bendita
imaxen á nosa parroquia queremos renovar ante ti, Nosa Señora do Carmen, o
agradecemento dos nosos antepasados e sumar o noso propio e persoal
agradecemento a Ti que eres nosa nai. A nai bendita que nos protexes nos
temporales que se levantan furibundos no mar da nosa vida.
Cando soplan os ventos desbocados do laicismo, a
tentación de edificar a cidade sin Deus, a cidade atea. Cando se fai gala descarada
e hipócrita da falacia de poñer ó ser humán no centro da sociedade mentras se subvenciona
a matanza dos inocentes no seno materno con máis cartos que os os que se lles
dan ós pais e nais que traen fillos a este mundo. Cando avanza a deshumanización co abandono dos mayores
na meirande soiedade anque se lles vendan cárceres de ouro. Cando a vida dos
doentes ou das personas con minusvalías é estimada como de menor valía.
En medio de todos estes temporales que sacuden o
mar da nosa historia presente Ti, Señora do Carmen, pídesnos ós cristiáns que
manteñamos firme o timón da nosa fe e que deixemos que sexa o vento do Santo
Espíritu o que empuxe as velas da nosa vida e non aceptemos de ningunha das
maneiras que queiran facernos esclavos dos remos
Ti es a
Estrela que nos guía cara o porto seguro do ceo. Ti es a que con dozura materna
nos leva da man hasta Aquél que portas nos teus brazos e que é o Camiño, a
Verdade e a Vida: Xesús, o froito bendito do teu ventre.
Parafraseando a Adolfo Suárez Jimeno:
Si
la vida es un barco, que haya sueños en las velas y no esclavos a los remos. Si
la vida es un barco, que sea un velero blanco (y Cristo el capitán) y tripulado por gente honesta y libre, y que
busque siempre un horizonte donde sólo se encuentren los principios y nunca los
finales. Si la vida es un barco, que las tormentas las pasemos luchando y no
callando, que el mar nos golpee pero no nos derrote, que los deseos sean
jarcias, los sonrisas timón, las caricias mástil, y al pasar las nubes negras
nos encuentre el sol cansados pero vivos. Si la vida es un barco, te invito a
navegar por ella acompañado (o acompañada) de sueños, luchas, ilusiones, sonrisas
y deseos. Te invito a sentir el viento (del Espíritu Santo) que mueve mis velas.
El viaje del cristiano en la barca de Pedro, que en medio de los mares embravecidos surca los mares de la historia, vale la pena, pues arrivará con seguridad al puerto de la eternidad.
Manuel Folgar Otero. Administrador Parroquial