16 ago 2024

FESTA DE NOSA SEÑORA DO CARMEN

 


HOMLÍA EN LA FIESTA DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN

Sr. Alcalde y miembros de la Corporación Municipal

Patrón Mayor y miembros del Cabildo

Queridos hermanos Sacerdotes y Seminaristas

Queridos Hermanos y hermanas

La imagen de Nuestra Señora del Carmen llegó a San Cipriano de Vilanova de Arousa en el año 1954 procedente de los talleres de los hermanos Rivas, una saga de maravillosos tallistas y pintores de arte sacro de Santiago de Compostela.

La imagen de la Virgen del Carmen de Vilanova de Arousa es la muestra de agradecimiento de un pueblo católico de profundas raíces cristianas a la celestial patrona de sus marineros, de sus mariscadoras y de todos los trabajadores y trabajadoras de sus fábricas de salazón y de conservas. Un pueblo que con mirada de fe y visión sobrenatural supo ver la mano de Dios y percibir la protección y el amparo de la  Estrella de los mares  en múltiples ocasiones y particularmente cuando corría el año 1950 y el mar embrabecido y furioso no se cobró su tributo segando la vida de los marineros del vilanovés galeón Joaquín en su travesía desde la ría de Muros hasta Vilanova bordeando la franja costera de Corrubedo –Costa da morte por tantos siniestros marítimos- y las Islas Sagres más de una docena de pequeñas islas e islotes en la boca de la ría de Arousa,  enteramente rocosas y cuyos arrecifes están plagados de historias de naufragios.

Ellos percibieron que fue la mano materna de Nuestra Señora del Carmen quien los condujo hasta puerto aquella terrible noche atrapados en el temporal y quien con su Santo Escapulario los cubrió, igual que una madre cobija a sus hijos, los envuelve con su manto, los aprieta contra su pecho y los pone a salvo de los peligros.

Estos marineros honrados, curtidos por el agua y el salseiro quisieron dejar a las generaciones venideras su testimonio de agradecimiento a la Virgen del Carmen. Y con ellos todo el pueblo de Vilanova que en aquellos años de escasez quiso hacer su aportación para adquirir esta imagen bendita y preciosa que con sólo mirarla y verla en nuestro templo parroquial nos hace sentir que “temos a casa chea”.

Esa es la grandeza de las gentes de fe. Es el señorío de los humildes y sencillos que no dan a Dios y al prójimo los restos, lo que les sobra, ni esperan tiempos de bonanza para tributar culto a Dios y compartir con el prójimo, porque sus corazones son todos los días y año tras año una despensa de caridad y generosidad. Esa fe y esa caridad son los cimientos sobre roca sobre los que se han levantado nuestros pueblos y nuestras villas marineras: la roca de la fe apostólica predicada en nuestras tierras por el Apóstol Santiago el Mayor, cuyo cuerpo reposa en la paz en la Basílica compostelana y cuya gloria pervive entre nosotros los hijos de la Santa Iglesia Católica.

Fue precisamente la Madre del Señor la que animó y fortaleció al Santo Apóstol en su ardua tarea de predicación del Evangelio en la Península Ibérica cuando en la noche del 2 de enero del año 40 se le apareció en carne mortal en la Cesaraugusta romana, la actual Zaragoza. Y es desde entonces que el amor a la Madre de Dios es signo distintivo de la España Católica hasta el punto de ser denominada por los Romanos Pontífices como “España, tierra de Maria Santísima”.

La fe no es un sentimiento, ni una ideología sino que hunde sus raíces en la historia de Dios hecho hombre, hasta el punto que Dios entró en la historia humana, haciéndose hombre como nosotros, semejante en todo a nosotros menos en el pecado y continúa haciéndose presente e interviniendo en la misma historia de modos muy diversos.

¡Dios no se ha alejado de la historia de la humanidad! Sigue presente y operante en la misma. Y de igual manera Aquella que recibió al pie de la cruz el testamento del amor divino de labios de su propio Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

También la Virgen Maria sigue presente y actúa en la historia humana como Madre que acompaña a la Iglesia peregrina y conduce los pasos de sus hijos hacia la patria celestial.

Y es precisamente esta presencia de Dios y de Maria en medio de su Iglesia la que hace florecer en las almas  la fe cristiana. Una fe que ha enriquecido y continúa enriqueciendo con frutos abundantísimos y preciados a la humanidad entera que se beneficia de la vida y de la acción de los cristianos en la entraña misma de la sociedad: frutos de sabiduría y de ciencia que elevan a cotas altísimas la inteligencia y el pensamiento humano. Frutos de belleza y armonía en todas la disciplinas del arte que además de elevar el espíritu humano son un bálsamo y un solaz en medio de los sufrimientos físicos y anímicos que la misma vida nos depara. Frutos de paz, de justicia, de solidaridad que hacen menos penosa y más llevadera la vida de los pueblos y de las naciones en el acontecer de la historia.

Nuestro canto hoy y nuestra acción de gracias a Dios y a Maria quieren ser, además de un testimonio de nuestra fe ante el paganismo reinante, un anuncio gozoso de la presencia de Dios y de la Virgen en medio de nuestros quehaceres diarios. Dios y Maria no se han desentendido de la vida de los hombres sino que caminan a nuestro lado, son para nosotros los creyentes fuerza y guía en nuestro caminar, inspiración para nuestros ideales y proyectos, aliento en nuestras fatigas y descanso en nuestros trabajos.

Neste 70 aniversario da chegada da tua bendita imaxen á nosa parroquia queremos renovar ante ti, Nosa Señora do Carmen, o agradecemento dos nosos antepasados e sumar o noso propio e persoal agradecemento a Ti que eres nosa nai. A nai bendita que nos protexes nos temporales que se levantan furibundos no mar da nosa vida.

Cando soplan os ventos desbocados do laicismo, a tentación de edificar a cidade sin Deus, a cidade atea. Cando se fai gala descarada e hipócrita da falacia de poñer ó ser humán no centro da sociedade mentras se subvenciona a matanza dos inocentes no seno materno con máis cartos que os os que se lles dan ós pais e nais que traen fillos a este mundo. Cando  avanza a deshumanización co abandono dos mayores na meirande soiedade anque se lles vendan cárceres de ouro. Cando a vida dos doentes ou das personas con minusvalías é estimada como de menor valía.

En medio de todos estes temporales que sacuden o mar da nosa historia presente Ti, Señora do Carmen, pídesnos ós cristiáns que manteñamos firme o timón da nosa fe e que deixemos que sexa o vento do Santo Espíritu o que empuxe as velas da nosa vida e non aceptemos de ningunha das maneiras que queiran facernos esclavos dos remos

 Ti es a Estrela que nos guía cara o porto seguro do ceo. Ti es a que con dozura materna nos leva da man hasta Aquél que portas nos teus brazos e que é o Camiño, a Verdade e a Vida: Xesús, o froito bendito do teu ventre.

Parafraseando a Adolfo Suárez Jimeno:

Si la vida es un barco, que haya sueños en las velas y no esclavos a los remos. Si la vida es un barco, que sea un velero blanco (y Cristo el capitán) y tripulado por gente honesta y libre, y que busque siempre un horizonte donde sólo se encuentren los principios y nunca los finales. Si la vida es un barco, que las tormentas las pasemos luchando y no callando, que el mar nos golpee pero no nos derrote, que los deseos sean jarcias, los sonrisas timón, las caricias mástil, y al pasar las nubes negras nos encuentre el sol cansados pero vivos. Si la vida es un barco, te invito a navegar por ella acompañado (o acompañada) de sueños, luchas, ilusiones, sonrisas y deseos. Te invito a sentir el viento (del Espíritu Santo) que mueve mis velas.

El viaje del cristiano en la barca de Pedro, que en medio de los mares embravecidos surca los mares de la historia, vale la pena, pues arrivará con seguridad al puerto de la eternidad.

 Manuel Folgar Otero. Administrador Parroquial