En recuerdo cariñoso a la Madre Esperanza, (Religiosa Dorotea de nuestra parroquia)
que nos dejó ayer, y que pasó por nuestras vidas de puntillas,
sin hacer mucho ruido y haciendo el bien..., que no es poco.
Al fin y al cabo somos
la materia deseada de la
aurora,
la ventana que sube cada día
la escala de luz después del
sueño,
el místico paisaje de la
senda
que levanta el amor en cada
paso,
el hilo de la tarde que ante
el viento
tiembla débil y aguanta el
oleaje.
Elpidio Ruiz Herrero
De su libro "Esta esperanza"
De su libro "Esta esperanza"