17 jul 2017

Tecnología manchada de sangre

Todos nuestros teléfonos móviles, tabletas, ordenadores, cámaras fotográficas y otros dispositivos tecnológicos contienen algunos elementos caros y escasos, pero fundamentales para su funcionamiento. Cuatro de ellos son los conocidos como minerales de sangre: el coltán, el estaño, el wolframio y el oro. El coltán almacena la electricidad en el móvil –sin él, por ejemplo, no sonaría–. El wolframio hace que pueda vibrar. Con el estaño se sueldan los circuitos. Con oro se cubren los cableados. La extracción de estos cuatro minerales, predominantes en la República Democrática del Congo, depende del control de grupos armados que nutren sus guerrillas con el dinero obtenido de la venta de los minerales, y matan y violan a la población que no quiere someterse a su explotación. Mientras, el Gobierno congoleño mira hacia otro lado.

En Europa renovamos cada año alrededor del 40 % de los teléfonos móviles. Solo en España, se tiran 18 millones anualmente, según cifras proporcionadas por la ONG Alboan. Y eso que la vida útil de un dispositivo es de diez años, pero el tiempo medio de utilización se sitúa entre el año y medio y los dos años. Esta renovación excesiva se debe a diferentes causas, como los cambios estéticos o la introducción continua de nuevas funcionalidades.

El continente africano no escapa a las consecuencias del último escalón de la masiva producción de tecnología. En Europa, señala Alboan, cada habitante produce unos 14 kilos de residuos electrónicos al año. A pesar de las prohibiciones de la Convención de Basilea, muchos de estos residuos son devueltos a países africanos, y acaban en grandes vertederos de basura tecnológica. Estos vertederos tienen graves consecuencias para la población, destruyendo su salud y su medioambiente.

De http://www.serpersona.info/