La Comunidad Cristiana en una parroquia la constituimos todos los
fieles con sus defectos y virtudes. Cristo que preside y conduce con la
presencia del Espíritu Santo hará que todas y cada una de nuestras
virtudes y cualidades formará como el “buen carpintero” una comunidad
auténtica:
Cuentan que en una carpintería hubo
una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus
diferencias.
- EL MARTILLO ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar.
¿La causa? Hacía demasiado ruido. Y,
además, se pasaba todo el tiempo golpeando. El martillo aceptó su culpa, pero a
su vez pidió la expulsión de la LIJA.
- Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás. La lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado EL METRO, que se lo pasaba siempre midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
El metro ante el ataque pidió a su
vez la expulsión de EL TORNILLO, dijo
que había que darles muchas vueltas para que sirvieran de algo. Y el tornillo a
su vez dijo que también fuera expulsado EL SERRUCHO porque dividía lo que
tocaba.
- En esto entró el CARPINTERO, se puso el delantal e inició se trabajo, Utilizó el martillo, la lija, el metro, el serrucho y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un lindo mueble con el que pensaba agasajar a su esposa en su cumpleaños.
Cuando la carpintería quedó
nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación.
- Fue entonces cuando tomó la palabra LA LLAVE INGLESA y dijo: “Señores, ha quedado demostrado que todos tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos y pensemos todo lo bueno que podemos hacer unidos”
Las sabias
palabras de LA LLAVE INGLESA tuvieron su efecto y la asamblea descubrió que el
martillo era fuerte, que el tornillo unía y daba fuerza, que la lija era especial
para afinar y limar asperezas, que el serrucho hacía que dos partes distintas
hicieran un todo perfecto y observaron que el metro era preciso y exacto. Se
sintieron entonces un equipo de producir muebles de calidad.