Un misionero vivía desde
hace muchísimos años
la misión, y había llegado
a establecer una bellísima
relación con un hombre anciano,
relación con un hombre anciano,
era estupendo para ambos intercambiar
sus experiencias de fe, tan diversas pero tan
semejantes.
Un día el misionero llegó a
hablar de la Resurrección…
¿Cómo explicar a su amigo el
misterio
de la Resurrección de
Jesús?
Era fácil hablarle de la
vida de Jesús,
del bien que había hecho…
¿Pero, cómo explicarle la Resurrección?
Probó y volvió a probar,
buscó ejemplos, metáforas…
pero su gran amigo no conseguía comprender tal
asombroso misterio.
Hasta que un día el anciano
dijo a su amigo misionero
“Desde hace muchos días te esfuerzas
por explicarme lo que yo no puedo comprender,
creo que solo hay un modo de que yo pueda
comprender:
muéstrame tu resurrección
…que el Señor nos conceda la gracia
De dejar resplandecer Su Vida en nosotros…
Este es nuestro deseo
Para una verdadera Pascua de Resurrección