
Desde hace unos años, al compás de la progresiva reforma de la educación universitaria que en el mundo académico identificamos genéricamente con el nombre de “Bolonia”, vengo haciendo que mis estudiantes escriban ensayos filosóficos a lo largo del curso sobre los autores estudiados —Peirce, Wittgenstein, Austin, etc.— o incluso a veces sobre temas que les interpelen personalmente. La lectura detenida de estos textos es para mí una fuente continua de aprendizaje. Hace unas pocas semanas una valiosa estudiante me escribía sobre “el escepticismo como una enfermedad del alma”.
Como ha escrito el experto alemán Anselm Grün, "muchos son incapaces de entregarse a algo, de entusiasmarse por algo. No pueden vivir el momento. Para sentir que viven tienen que experimentar siempre algo nuevo. Para los violentos, la fuerza bruta contra otros es el único modo de sentirse a sí mismos".
Pero Los jóvenes están dispuestos a seguir a los maestros que son auténticos, que dicen lo que piensan, que viven lo que dicen, que les quieren y no tienen reparo en que se note.