Hay
un hecho importante y trascendental no
solo ya para los creyentes, sino incluso para toda la creación y para toda la
humanidad. Este hecho es el primero y gran anuncio que debemos hacer a todo
hombre y a toda mujer. Anuncio que se hizo por primera vez hace más de dos mil años a un grupo de
pastores de las tierras de Palestina. Así, un médico llamado Lucas y
evangelista de Jesús de Nazaret, nos lo narra en su evangelio: Lucas 2, 8-14)
En
aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre,
velando por turnos el rebaño. De repente un ángel del Señor se les presentó; la
gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor. El
ángel les dijo: “No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran
alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un
Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontrareis un niño
envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. De pronto, en torno al ángel.
Apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo:
“Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”
Este primer anuncio que se llama “Kerigma”,
se resume en lo siguiente: “en la
ciudad de David, nos ha nacido un Salvador, en una ciudad llamada Belén de
Judá; vivió cumpliendo la voluntad del Padre Dios, murió, resucitó y fue
glorificado por El, para nuestra salvación.
A lo
largo de los tiempos, este primer anuncio del nacimiento del Salvador, se fue
viviendo y celebrando en el tiempo de Navidad o “Nadal”. Los cantos, los
signos, el ambiente, las fiestas… giraban todas en torno a este acontecimiento.
Hoy el fuerte secularismo de la sociedad, el carácter materialista y
mercantilista de esta y la profunda increencia religiosa de nuestros pueblos
han hecho de este acontecimiento y de este increíble anuncio, algo irrelevante
y vacio de contenido espiritual.
Que
por lo menos nosotros los creyentes devolvamos a estas fiestas el verdadero
contenido religioso y el propio sabor espiritual de la Navidad, con nuestras
sinceras vivencias y autenticas celebraciones litúrgicas, tanto con el tiempo
de preparación como es el Adviento como
las celebraciones de nuestro Nadal en este 2014