Llevar el cuerpo flagelado
en vivo.
Saberte Dios
en campo sensitivo
y divisar por dentro
el horizonte…
Puso el dolor la
rosa de la herida
en el ojal de tu
amoroso pecho:
decidido Pastor que
vas derecho
a abrazarte a la
Cruz a tu medida.
Es la hora del
viento y todo calla.
Las nubes se
revuelven por la tarde.
El templo gime y la
montaña espera.
Y Tú, Señor, metido
en la batalla
del odio que,
vencido, muere y arde
en el calor de tu
divina hoguera.
Elpidio Ruíz Herrero
Semana Santa 2015