El discurso del Papa Francisco de anteayer en Naciones Unidas viene a reiterar las ideas centrales expuestas en su Encíclica Laudato si respecto al vínculo existente entre la destrucción del ambiente y el aumento de la exclusión social. “El abuso y la destrucción del ambiente, al mismo tiempo, van acompañados por un imparable proceso de exclusión. En efecto, un afán egoísta e ilimitado de poder y de bienestar material lleva tanto a abusar de los recursos materiales disponibles como a excluir a los débiles”.
Este vínculo viene dado porque los que destruyen la naturaleza son los mismos que excluyen a los pobres. En Laudato si, ap. 189, había escrito que “el dominio absoluto de las finanzas sólo podrá generar nuevas crisisdespués de una larga, costosa y aparente curación”. Ahora insiste, desde el comienzo de su intervención, en la grave responsabilidad de instituciones como el Banco Mundial y el FMI “de velar por el desarrollo sostenible de los países y la no sumisión asfixiante de éstos a sistemas crediticios que, lejos de promover el progreso, someten a las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia, ya que ningún individuo o grupo humano se puede considerar omnipotente, autorizado a pasar por encima de la dignidad y de los derechos de las otras personas singulares o de sus agrupaciones sociales”. Un ataque en toda regla a las Políticas de Ajuste Estructural que están empobreciendo a los países deudores en todo el mundo.