La asociación E-Cristians ha publicado un documento resumiendo las acusaciones y las respuestas razonables y denunciando la demagogia contra esta asignatura. Lo reproducimos a continuación.
1 Reclamamos un debate racional sobre la función de la educación religiosa confesional en la escuela, y exigimos como ciudadanos respeto para nuestras creencias.
2 El nuevo decreto mantiene el carácter voluntario de la asignatura para los alumnos y de oferta obligatoria por parte de los centros, como así ha venido siendo. Quien quiere la elige y el centro tiene la obligación de cumplir con esta demanda, y quien no quiere no lo hace. Quien va a una clase de religión es porque quiere, y eso es así incluso en la escuela católica. ¿A quién molesta esta formación libre y voluntaria y por qué?
3 La diferencia principal ahora es que la religión, la nota de religión, volverá a formar parte del promedio de la nota escolar. ¿Es que no es el caso de todas las asignaturas que se imparten de manera regular, desde la plástica a la educación física?
4 La educación religiosa en la escuela de carácter voluntario es buena para las familias y alumnos. Al igual que sucede con la escuela concertada, no es nada más que el cumplimiento del mandato constitucional, del derecho de los padres a la educación moral y religiosa de sus hijos, un principio, que como es obvio no puede quedar reducido a las cuatro paredes domésticas, porque esto es simplemente una obviedad.
5 La religión, la educación religiosa genera un beneficio para la sociedad, una externalidad positiva muy importante. Desde los estudios de Coleman a finales de los ochenta, hasta los más recientes, se repiten las mismas conclusiones: los alumnos que practican su confesión religiosa obtienen mejores resultados académicos, su socialización es mucho más positiva, e incurren en una medida mucho menor en prácticas contrarias a su salud.
Del Blog serpersona.