Sin lugar a dudas, la cereza ha sido durante siglos la fruta por excelencia para combatir el exceso de ácido úrico. Ya en el siglo XVIII el célebre botánico sueco Karl Linneo (1707-1778) curaba sus ataques de gota con cerezas. Asimismo existe un estudio de 1950 en el que se dice que comer entre 15 y 25 cerezas diarias o beber su zumo reduce los niveles de ácido úrico en sangre y previene eficazmente los ataques. Desde entonces han sido numerosos los estudios que han ratificado la eficacia de las cerezas para combatir la hiperuricemia.
Advertencias de consumo
- Por su abundancia de potasio, el consumo de cerezas y guindas se ha de hacer con moderación en caso de insuficiencia renal, en la que el aporte de potasio está restringido.
- El ácido oxálico que contienen las cerezas puede formar sales con ciertos minerales como el calcio y formar oxalato cálcico, por lo que su consumo se ha de tener en cuenta si se padecen este tipo de cálculos renales, ya que se podría agravar la situación.