“También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en Galilea, a la ciudad de David que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba en cinta y sucedió que le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su Hijo primogénito (Jesucristo), lo envolvió en pañales y la recostó en un pesebre”. (Lucas 2, 4-7)
“CREO EN JESUCRISTO SU ÚNICO HIJO,
NUESTRO
SEÑOR QUE FUE CONCEBIDO
POR OBRA Y
GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO
Y NACIÓ DE
LA VIRGEN MARÍA”.
Creer es
aceptar la voz que llama
desde lo
más profundo del misterio.
Creer es
superar el cautiverio
con la
fuerza vital, cuando se ama.
Creer en
Jesucristo es una llama
encendida a
la orilla del sendero,
una
antorcha, un farol, un pebetero
para llegar
a Dios, que nos reclama.
Creemos en
Jesús. Él nos lo pide.
Creemos que
Jesús es el divino
regalo del
Amor en carne humana.
Así es
Jesús. El Hijo que se mide
al negro
nubarrón de este camino.
El que se
da en Amor. El que nos gana.
Soneto de
ELPIDIO RUIZ HERRERO