15 mar 2018

Enseñanza y valores


         

          Como argumento en contra de la enseñanza de la religión en los centros educativos se ha dicho que en las aulas solo se puede enseñar lo “científico”. “Yo me siento muy partidario de las ciencias -dice el profesor Juan Luis Lorda- pero por eso mismo percibo los límites tan grandes que tienen cuando tratan las cosas humanas”.

        Si solo se enseñara lo científico en clase, no se podría enseñar que es feo mentir o que no está bien robar, que es muy necesario respetar al prójimo, que existen los derechos humanos, que la democracia es un buen sistema político o que es bonito tocar el violín. Con frecuencia se da por supuesto que las religiones y en concreto la cristiana, no tienen razones. Pero en esto quizá se deja llevar por prejuicios ilustrados ya poco sostenibles. La religión cristiana tiene muchas razones, aunque no sean “científicas”, son razones humanas y morales.

         Por ejemplo, es perfectamente razonable sostener que el mundo ha sido creado por un Dios de la nada. Y, en cambio, resulta bastante impensable y sin ninguna evidencia científica, decir que el mundo se ha hecho él solito a sí mismo de la nada. De todas formas, me gustaría recordar que ningún Gobierno tiene competencias para decidir cuál es la solución de este precioso enigma, porque, en este punto, como en todos los demás, está al servicio de la libertad de los ciudadanos para pensar lo que quieran, siempre que respeten el bien común.