“El crecimiento espiritual da sentido a la vida del ser humano”
Javier Fiz nos ofrece esta interesante reflexión:
Se crece espiritualmente, cuando una persona logra incorporar a todos los actos de su vida, valores como la tolerancia, la compasión, el desapego, la generosidad, el perdón, la discreción o todos aquellos que se hayan aprendido en cada etapa de la vida.
Y cuando se habla de todos los actos de la vida, quiere decir TODOS, principalmente los más pequeños y cotidianos: el trato con nuestra familia, la convivencia con nuestros compañeros de trabajo.
La espiritualidad es la forma de transcender al propio ego y reconocer que se necesita más poder del que nuestro ego pudiera estimular para dirigir nuestra voluntad.
El crecimiento espiritual mejora la forma de relacionarnos con lo que nos rodea. El crecimiento espiritual viene como efecto de una transformación real y por eso inspira una actitud de avance. En el Diccionario de espiritualidad (2005) encontramos que “ningún ser humano puede vivir sin espíritu, especialmente si se mueve con hondas motivaciones y convicciones. Pertenece, pues, al sustrato más profundo del ser humano”.