Lo que el Estado aporta por plaza es inferior al coste real de la plaza si fuera de escuela pública, con lo que el resto se lo ahorra. Además, la aportación no es por ser un colegio católico, sino por cumplir con los requisitos para recibir el concierto del Estado como cualquier colegio de otras ideologías o tendencias.

A todo esto habría que sumar que casi la totalidad de las personas que trabajan o colaboran con Cáritas o Manos Unidas, entre otras organizaciones de Iglesia que trabajan para ayudar a los más desfavorecidos, son voluntarios que no cobran nada a cambio del trabajo que realizan para ayudar a los demás.
En ese sentido, cabe preguntarse en cuánto habría que cuantificar su trabajo, que también se ahorra el Estado. Asimismo, hay que valorar también que la Iglesia católica cubre el 80% del gasto de conservación y mantenimiento del Patrimonio histórico-artístico español.