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...De joven me dijeron que debía hacerme la cama al levantarme, y lo mismo he dicho luego a otros. Si uno no tiene ninguna tarea, si uno está triste, quizá deba sentarse en la cama que acaba de hacer y respetar así la estructura del día. Es posible que sea su ocupación ese estar sentado. Tal vez le sobrevenga entonces alguna clase de luz. Cuando llegue la noche uno vuelve a deshacer aquella cama. Igual que el artista espera la inspiración en su estudio, o el escritor en su silla, conviene esperar lo que traiga el día con la cama hecha, por decirlo de algún modo. Y si no es gran cosa lo que trae, no debería decirse lo mismo de nuestra disposición.
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Pasan las horas y uno procura no perder el respeto a lo que quede del día. Sucede que a ratos nos sentimos alegres, como una brisa que nos atraviesa.
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