Cada uno crece con lo bueno que tiene el otro. Cuando hay un verdadero amor, por ejemplo entre padres e hijos, los hijos aprenden de sus padres y ellos de sus hijos. En la pareja más todavía.
“Entonces en un noviazgo tienen que ir percibiendo cada uno de ellos cómo esta persona me hizo crecer, me hizo cambiar para bien. Si al contrario me veo cada vez más esclavizado, menos libre, entonces no está funcionando la gracia de la elevación y en lugar de crecer junto a esta persona parece que voy disminuyendo, perdiendo libertad, a mis amigos y entonces eso indica que está faltando este signo de la elevación que es muy importante. Yo siempre digo, que si no existe ésto en el noviazgo, entonces que no sigan adelante. Las mujeres suelen confundirse más, porque piensan que si se sacrifican mucho es que ama. El amor supone sacrificios pero si eso sacrificio no te hace crecer como persona no es un verdadero amor”.
En cambio la elevación es cuando uno siente “esta persona me cambió la vida”, y “gracias a que conocí esta persona, incluso con sus defectos, me doy cuenta que me ha cambiado y al ser diferentes podemos crecer”. Es un don extraordinario. Una amistad que me hace crecer, bárbaro, si una amistad me anula entonces la cosa no va. Todo amor viene de Dios, por ende el amor nos hace crecer. Incluso entre personas no creyentes, si hay verdadero amor, es don de Dios.