«El hombre es social porque habla; el hombre puede progresar, colaborar y ser ético porque habla. No hay un animal que hable, solo el hombre» [Leonardo Polo, Quién es el hombre, p. 154].
El hombre tiene, como don de Dios, la palabra. Un lenguaje para vivir en relación con los demás hombres y con todos los seres, con el universo: él pone nombre a todo lo que conoce… Otros factores expresivos –la actitud, los gestos, el énfasis, el tono, la mirada, la risa, la seriedad, la sonrisa…– que constituyen el lenguaje no verbal, modifican, acrecientan, desdibujan, transforman el valor y significado de las palabras dichas: los humanos contamos con múltiples recursos de comunicación.
La palabra es un gran don para relacionarnos fácilmente con los demás hombres… Hacer el bien con la palabra requiere el ejercicio de las mejores facultades que tenemos y de no pocas virtudes, que debemos adquirir y ejercer.