25 ago 2017

Evangelio día 27: Domingo XXI del tiempo ordinario

Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,13-20):
¿Quién decís que soy yo?










En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.»
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.
Palabra del Señor
Del Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Mt 16,13-20

¿QUÉ DECIMOS NOSOTROS?


¿Nos esforzamos por conocer cada vez mejor a Jesús o lo tenemos «encerrado en nuestros viejos esquemas aburridos» de siempre? ¿Somos comunidades vivas, interesadas en poner a Jesús en el centro de nuestra vida y de nuestras actividades o vivimos estancados en la rutina y la mediocridad?
¿Amamos a Jesús con pasión o se ha convertido para nosotros en un personaje gastado al que seguimos invocando mientras en nuestro corazón va creciendo la indiferencia y el olvido?Quienes se acercan a nuestras comunidades, ¿pueden sentir la fuerza y el atractivo que tiene para nosotros?
¿Nos sentimos discípulos de Jesús? ¿Estamos aprendiendo a vivir con su estilo de vida en medio de la sociedad actual o nos dejamos arrastrar por cualquier reclamo más apetecible para nuestros intereses? ¿Nos da igual vivir de cualquier manera o hemos hecho de nuestra comunidad una escuela para aprender a vivir como Jesús?
¿Estamos aprendiendo a mirar la vida como la miraba él?¿Miramos desde nuestras comunidades a los necesitados y excluidos con compasión y responsabilidad o nos encerramos en nuestras celebraciones, indiferentes al sufrimiento de los más desvalidos y olvidados: los que fueron siempre los predilectos de Jesús?
¿Seguimos a Jesús colaborando con él en el proyecto humanizador del Padre o seguimos pensando que lo más importante del cristianismo es preocuparnos de nuestra salvación? ¿Estamos convencidos de que el modo mejor de seguir a Jesús es vivir cada día haciendo la vida más humana y más dichosa para todos?
¿Vivimos el domingo cristiano celebrando la resurrección de Cristo? ¿Creemos en Jesús resucitado, que camina con nosotros lleno de vida?¿Vivimos acogiendo en nuestras comunidades la paz que nos dejó en herencia a sus seguidores? ¿Creemos que Jesús nos ama con un amor que nunca acabará? ¿Creemos en su fuerza resucitadora? ¿Sabemos ser testigos del misterio de esperanza que llevamos dentro de nosotros?

Relación con las cosas

La voracidad no respeta el ser de las cosas: se lo traga. Es exactamente la tendencia opuesta a la mentalidad contemplativa, que consiste en disfrutar de la belleza poniéndose ante las cosas, guardando una distancia, sin ánimo de comérsela o de apoderarse de ellas. Hay quien sólo disfruta de un árbol, de una casa, o de un mueble, cuando son suyos y en la medida en que son suyos. Hay, en cambio, quien disfruta de un árbol, de una casa o de un mueble porque aprecia su belleza y su gracia, sin considerar si son o no de su propiedad. En el primer caso, no se aprecia realmente a las cosas sino a uno mismo como dueño de ellas; en el segundo, en cambio, se reconoce la dignidad de las cosas.

Tres modos de poseer las cosas

Necesitamos cosas; necesitamos utilizarlas para vivir; y necesitamos almacenarlas para garantizar el futuro; además, nos gusta rodearnos de cosas amables y cómodas para componer nuestro hábitat, el lugar de nuestro descanso. Un mínimo buen gusto a nuestro alrededor, eleva nuestro espíritu y nos ayuda a vivir como hombres. Pero caben diversas relaciones con las cosas que poseemos. Hay un modo de poseer que desprecia las cosas, hay otro modo de poseer que aprecia las cosas y, finalmente, hay un modo de poseer que, en realidad, consiste en ser poseído por las cosas.

El aprecio de las cosas
 ¿En qué consiste respetar las cosas? Primero en darse cuenta de su dignidad. Para respetar las cosas se requiere cierta distancia y perspectiva: hay que poderlas contemplar: superar una mirada puramente utilitaria y descubrir que son cosas, antes que instrumentos. En esta observación, que es obvia, se encierra toda una filosofía. Es lo más contrario a la deshumanización de las cosas en serie, sin respeto ninguno.

Respetar las cosas quiere decir, antes que nada, tratarlas de acuerdo con lo que son: respetar su modo de ser; y, en el caso de los instrumentos, de las cosas creadas por el hombre para su servicio (objetos, herramientas, etc.), utilizarlas para lo que sirven. Respetar las cosas es también cuidar las que se usan: procurar que estén en buen estado y con una apariencia digna: la casa, las herramientas, los coches, los muebles, la ropa, etcétera. Y cuando una cosa se estropea, repararla pronto. Así se conservan dignamente. Además, se evita el despilfarro, se aprovechan los recursos, se limita la producción de desechos, etc.

De muy antiguo viene en Europa el dicho de que tirar el pan a la basura es pecado. Quizá no sea pecado, pero puede ser un gesto de falta de sensibilidad tirarlo, sobre todo cuando es sabido que, permanentemente, hay lugares en el mundo donde se padece un hambre que mata. El pan tiene su dignidad. El hecho de que las sociedades desarrolladas sean capaces de fabricarlo en cantidades industriales, y el que sea muy barato, no se la quita: no debe ir a la basura. Y lo mismo se podría decir de tantas otras cosas.

J.L. Lorda en "Moral. El arte de vivir" Del Blog serpersona.info

El impacto del ruido en la naturaleza

El carbonero común ('Parus major') ha modificado su canto para que pueda oírse más lejos / Foto: Klaus Peter


La contaminación acústica provocada por las actividades humanas alcanza ya a la mayor parte de parques naturales y reservas y afecta al comportamiento de la vida salvaje.

Durante estos meses veraniegos, y los fines de semana a lo largo de todo el año, cientos de miles de personas huyen de las ciudades y se desplazan a zonas rurales o espacios naturales en busca de silencio y sosiego. Pero apenas quedan ya lugares silenciosos en el mundo presuntamente desarrollado. Especialmente en la superpoblada e industrializada Europa. Incluso las áreas naturales protegidas se ven ya afectadas por elevados niveles de contaminación acústica que afectan a la fauna y la flora que habita en ellos.

Como es previsible, las zonas tranquilas se encuentran principalmente en áreas montañosas, menos ruidosas cuanto mayor es su altitud o su inaccesibilidad, mientras que las costas bajas –hasta los 50 metros de altitud– y las zonas interiores hasta los 200 metros de altitud son las que más decibelios acumulan. El norte es más silencioso que el sur: la península escandinava, especialmente el litoral noruego, y el interior de Islandia concentran el mayor número de las zonas con menos nivel de ruido de Europa, señaladas en los mapas del informe en color azul, que también son relativamente abundantes en la región alpina, mientras la mayor concentración de áreas más ruidosas, de color rojo, se halla en pequeños y densamente habitados países como Bélgica, Dinamarca, Luxemburgo o los Países Bajos –aunque un 9% del territorio holandés se puede considerar tranquilo–. La pequeña Malta aparece como el país más ruidoso del continente.

Mapa de España del Índice de Tranquilidad Adecuada donde las zonas con menos nivel de ruido están señaladas en azul y las zonas con más contaminación acústica en rojo / Mapa: EEA
En el mapa de España apenas hay unas cuantas diminutas y aisladas manchas azules en los Pirineos, la Cordillera Cantábrica y algunos rincones de la meseta occidental que delimitan estos lugares que, según los autores del informe, son fundamentales para la salud humana –el ruido provoca unas 10.000 muertes prematuras anuales, un millar de ellas en España, entre los 20 millones de europeos adultos afectados por la exposición excesiva al mismo–, la biodiversidad e incluso la economía: en este sentido se señala que en las zonas tranquilas se estima que las propiedades inmobiliarias se revalorizan o pierden valor en un 0,5% por cada decibelio de más o de menos.

20 ago 2017

La desconfianza, una forma amargada de vivir


La desconfianza es una emoción negativa, que implica inseguridad sobre las acciones futuras de otra persona. Es opuesta a la confianza, que consiste en creer una hipótesis que se espera sin incertidumbres, es decir, teniendo la seguridad de que algo suceda como se lo espera, o que alguien actúe de determinada manera.
La desconfianza es una actitud consciente y voluntaria que no depende del otro, sino que es una creencia de quien la sostiene. Es una presunción negativa en cuanto al comportamiento de otra persona, que parte de la base de predecir su accionar en forma supuesta. La desconfianza nos hacer ver lo que no existe, haciéndonos infelices. Es una gran enemiga en nuestras relaciones sociales, interfiriendo en la amistad y en la pareja principalmente. Sin confianza, ninguna relación sana es posible, tratándose no de saber todo sobre nuestra pareja, sino de que no necesitemos saberlo, justamente porque confiamos.
La desconfianza se origina en uno mismo, en nuestra susceptibilidad e idea disminuida de nuestro yo, la que nos hace sentir indefensos ante otras personas. Si nuestra personalidad es segura y fuerte y nuestra autoestima es adecuada, no habrá lugar para el miedo de una amenaza del prójimo, sea real o inventada, propia de la desconfianza. La función primordial que se le da a la desconfianza es la de protección, funcionando como una barrera contra el afuera que se ve amenazante para la propia integridad. Las personas desconfiadas viven en alerta continua defendiéndose de toda situación, sintiéndose heridas fácilmente, y protegiéndose continuamente aún de personas que no merecen su desconfianza. Acumulan tensiones y entran en círculos viciosos, generando en las otras personas un comportamiento de cuidado excesivo que aumenta su desconfianza y les hace creer que es verificada su hipótesis, lo que acrecienta su sentir. Aristóteles decía: “la virtud está en el término medio” la clave es el equilibrio, confiando en uno mismo sin creer a ciegas en alguien que acabamos de conocer, pero tampoco alimentando la desconfianza a punto tal que nos impida conocer a otras personas y ser felices
Sinónimos de desconfianza: suspicacia, cautela, aprensión, precaución, escepticismo, miedo.
Antónimos de desconfianza es: confianza, tranquilidad, seguridad.
Del Blog tan_gente

Evangelio día 20: Domingo XX del tiempo ordinario



Evangelio según San Mateo 15,21-28. 


Jesús partió de allí y se retiró al país de Tiro y de Sidón. 
Entonces una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: "¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio".
Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: "Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos".
Jesús respondió: "Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel".
Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: "¡Señor, socórreme!".
Jesús le dijo: "No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros".
Ella respondió: "¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!".
Entonces Jesús le dijo: "Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!". Y en ese momento su hija quedó curada. 




Comentario del Evangelio
por J.A. Pagola

JESÚS ES DE TODOS


Una mujer pagana toma la iniciativa de acudir a Jesús, aunque no pertenece al pueblo judío. Es una madre angustiada que vive sufriendo con una hija «maltratada por un demonio». Sale al encuentro de Jesús dando gritos: «Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David».
La primera reacción de Jesús es inesperada. Ni siquiera se detiene para escucharla. Todavía no ha llegado la hora de llevar la Buena Noticia de Dios a los paganos. Como la mujer insiste, Jesús justifica su actuación: «Dios me ha enviado solo a las ovejas perdidas del pueblo de Israel».
La mujer no se echa atrás. Superará todas las dificultades y resistencias. En un gesto audaz se postra ante Jesús, detiene su marcha y, de rodillas, con un corazón humilde, pero firme, le dirige un solo grito: «Señor, socórreme».
La respuesta de Jesús es insólita. Aunque en esa época los judíos llamaban con toda naturalidad «perros» a los paganos, sus palabras resultan ofensivas a nuestros oídos: «No está bien echar a los perrillos el pan de los hijos». Retomando su imagen de manera inteligente, la mujer se atreve desde el suelo a corregir a Jesús: «Eso es cierto, Señor, pero también los perrillos comen las migajas que caen de la mesa de los amos».
Su fe es admirable. Seguro que en la mesa del Padre se pueden alimentar todos: los hijos de Israel y también los «perros» paganos. Jesús parece pensar solo en las «ovejas perdidas» de Israel, pero también ella es una «oveja perdida». El Enviado de Dios no puede ser solo de los judíos. Ha de ser de todos y para todos.
Jesús se rinde ante la fe de la mujer. Su respuesta nos revela su humildad y su grandeza: «Mujer, ¡qué grande es tu fe!, que se cumpla como deseas». Esta mujer está descubriendo a Jesús que la misericordia de Dios no excluye a nadie. El Padre bueno está por encima de las barreras étnicas y religiosas que trazamos los humanos.
Jesús reconoce a la mujer como creyente, aunque vive en una religión pagana. Incluso encuentra en ella una «fe grande», no la fe pequeña de sus discípulos, a los que recrimina más de una vez como «hombres de poca fe». Cualquier ser humano puede acudir a Jesús con confianza. Él sabe reconocer su fe, aunque viva fuera de la Iglesia. Todos podrán encontrar en él un Amigo y un Maestro de vida.
Los cristianos hemos de alegrarnos de que Jesús siga atrayendo hoy a tantas personas que viven fuera de la Iglesia. Jesús es más grande que todas nuestras instituciones. Él sigue haciendo mucho bien, incluso a aquellos que se han alejado de nuestras comunidades cristianas.

Compromiso con la paz

Interesante reflexión de Santiago Agrelo:


En toda situación de violencia homicida del hombre contra el hombre se hace explícita la condena de los agresores, la solidaridad con las víctimas, la promesa de medidas más rigurosas de seguridad para todos, cosas que seguramente se han de expresar, pero que poco o nada contribuyen a abrir una brecha en la irracionalidad del crimen.

La gran ausente de todos los medios y de todas las palabras es la educación. Un futuro de paz no se construye si no es educando en la paz, educando para la paz, enseñando a ser operadores de paz, a trabajar por la paz con el mismo empeño con que trabajamos por el pan.

El compromiso con la paz está ausente del discurso político, del discurso mediático, del discurso cultural. 

El compromiso con la vida humana, hermano gemelo del compromiso con la paz, es falaz mientras no sea compromiso con toda vida humana. 

El compromiso con la dignidad de la persona carecerá de significado mientras se continúe humillando, vejando y oprimiendo a los pobres. El mundo no necesita más armas sino más solidaridad, no necesita más y mejor equipados ejércitos sino más y mejores maestros.

17 ago 2017

La Fiesta Del Carmen presidida por el Cardenal Monseñor Antonio María Rouco Varela


  • Aquí os dejo la Eucaristía Solemne a Nuestra Señora la Virgen del Carmen 2017 de Vilanova de Arousa celebrada el Domingo 13 de Agosto de 2017 en la Iglesia Parroquial de San Cipriano de la dicha localidad arousana presidida por el Cardenal Monseñor Antonio María Rouco Varela junto con el párroco Antonio Sineiro Padin ¨Tucho¨Juan Ventura, Simón Lemiña Cores entre otros concélebres religiosos.

  • Entre las autoridades estaban Gonzalo Durán Hermida Alcalde de Vilanova Javier Tourís Teniente-Alcalde Javier Rey Varela consejero de igualdad y Servicios Sociales Rosa Quintana Consejera del Mar de la Xunta de Galicia entre otros

  • Una ceremonia religiosa de una hora y viente minutos viente minutos más de lo previsto y empezó con media hora de retraso lo cual hizo que se retrasara todo con repecto al horario previsto pero fue una ceremonia muy emotiva y solemne en el que Don Tucho hizo un repaso por sus recuerdos y reveló la historia de amistad que tenía con el ahora Cardenal Rouco Varela que fue su obispo cuando estaba en el Seminario y en el que se cumplía el 56 Aniversario de que Rouco Varela deignó a Don Tucho como párroco de Vilanova de Arousa antes de que marchara a Madrid y 56 años después en la misma fecha vuelven a coincidir los dos juntos y una emotiva homilía de Rouco Varela con respecto a los textos leídos durante la Eucaristía y las pruebas de Fe que envía el Señor a los que creen en el.

12 ago 2017

Evangelio día 13: Domingo XIX del T.O.


Lectura del santo Evangelio según san Mateo 14,22-33:

Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.
Jesús les dijo en seguida: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!»
Pedro le contestó: «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua.»
Él le dijo: «Ven.»
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: «Señor, sálvame.»
En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: «¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?» En cuanto subieron a la barca, amainó el viento.
Los de la barca se postraron ante él, diciendo: «Realmente eres Hijo de Dios.»
Palabra del Señor

Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Mt 14,22-33

EN MEDIO DE LA CRISIS

No es difícil ver en la barca de los discípulos de Jesús, sacudida por las olas y desbordada por el fuerte viento en contra, la figura de la Iglesia actual, amenazada desde fuera por toda clase de fuerzas adversas, y tentada desde dentro por el miedo y la mediocridad. ¿Cómo leer nosotros este relato evangélico desde una crisis en la que la Iglesia parece hoy naufragar?
Según el evangelista, «Jesús se acerca a la barca caminando sobre las aguas». Los discípulos no son capaces de reconocerlo en medio de la tormenta y la oscuridad de la noche. Les parece un «fantasma». El miedo los tiene aterrorizados. Lo único real para ellos es aquella fuerte tempestad.
Este es nuestro primer problema. Estamos viviendo la crisis de la Iglesia contagiándonos unos a otros desaliento, miedo y falta de fe. No somos capaces de ver que Jesús se nos está acercando precisamente desde el interior de esta fuerte crisis. Nos sentimos más solos e indefensos que nunca.
Jesús les dice las tres palabras que necesitan escuchar: «¡Ánimo! Soy yo. No temáis». Solo Jesús les puede hablar así. Pero sus oídos solo oyen el estruendo de las olas y la fuerza del viento. Este es también nuestro error. Si no escuchamos la invitación de Jesús a poner en él nuestra confianza incondicional, ¿a quién acudiremos?
Pedro siente un impulso interior y sostenido por la llamada de Jesús, salta de la barca y «se dirige hacia Jesús andando sobre las aguas». Así hemos de aprender hoy a caminar hacia Jesús en medio de las crisis: apoyándonos no en el poder, el prestigio y las seguridades del pasado, sino en el deseo de encontrarnos con Jesús en medio de la oscuridad y las incertidumbres de estos tiempos.
No es fácil. También nosotros podemos vacilar y hundirnos, como Pedro. Pero, lo mismo que él, podemos experimentar que Jesús extiende su mano y nos salva mientras nos dice: «Hombres de poca fe, ¿por qué dudáis?».
¿Por qué dudamos tanto? ¿Por qué no estamos aprendiendo apenas nada nuevo de la crisis? ¿Por qué seguimos buscando falsas seguridades para «sobrevivir» dentro de nuestras comunidades, sin aprender a caminar con fe renovada hacia Jesús en el interior mismo de la sociedad secularizada de nuestros días?
Esta crisis no es el final de la fe cristiana. Es la purificación que necesitamos para liberarnos de intereses mundanos, triunfalismos engañosos y deformaciones que nos han ido alejando de Jesús a lo largo de los siglos. Él está actuando en esta crisis. Él nos está conduciendo hacia una Iglesia más evangélica. Reavivemos nuestra confianza en Jesús. No tengamos miedo.

11 ago 2017

Comprensivos con las ideas opuestas


Es sencillo admitir a las personas afines con quienes nos compenetramos; sin embargo, es más difícil llegar a comprender a los que piensan y opinan de forma contraria. La virtud de la comprensión reclama este ejercicio de flexibilidad y de respeto: sin necesidad de admitir esas ideas opuestas a las propias, es posible acoger a la persona, entender por qué piensa así y cómo llegó a tales conclusiones; es posible comprender sus razones aunque no se compartan sus ideas.
La convivencia pacífica requiere esta actitud abierta; si falla, las diferencias se pueden convertir en causa de enemistad y de conflicto. Valen más las personas, las ideas van y vienen. Importan más el afecto y la cordialidad que los pensamientos. «Aprendí poco a poco a escuchar y a crear un espacio en el que el otro no solamente es libre para hablar, sino capaz de tener una visión clara de sí mismo. Y a comprender; a no aplicar ningún esquema previo, a acoger a la persona partiendo de ella misma, que siempre es algo único».

Comprender es amar
Si se entiende bien el mensaje de Jesús, se ve con claridad que comprender es amar. Un amor inteligente y generoso que sale al encuentro de los demás para compartir alegrías y penas, recuerdos y proyectos, sentimientos, apuros, inquietudes.
Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran. Tened un mismo sentir los unos para con los otros. El consejo de san Pablo, que viene a ser una traducción directa del mandamiento nuevo, es una invitación a vivir la fraternidad generosamente: me he hecho todo para todos para salvar a todos[F. F. Carvajal en Pasó haciendo el bien]

10 ago 2017

ANSIEDAD POSITIVA

Enrique Rojas escribe en ABC, 22 de Julio de 2017:

En sentido estricto, la ansiedad es un miedo sin objeto, es impreciso, vago, desdibujado… ya que los temores vienen de todas partes y de ninguna… se produce un desvanecimiento de los algos  (…) Una ansiedad es negativa cuando afecta al normal funcionamiento de la vida ordinaria y bloquea la conducta y disminuye el rendimiento profesional y social de forma clara.
Pero existe, también, la ansiedad positiva, que podríamos definir como aquel estado psicológico en el cual una persona tiene muchas inquietudes buenas, de mejorar, de ir a más, de avanzar en facetas concretas de su vida, que pueden referirse a distintos ámbitos, a mejorar en algún área concreta de su vida.
¿En qué áreas puede trabajar esa ansiedad positiva para mejorar la vida personal? Voy a ordenarlas a mi manera:

1. En la personalidad: se trata de corregir, pulir y limar las aristas de la forma de ser de uno mismo con el fin de hacerla más sana, madura y equilibrada. El objetivo no es otro que alcanzar un estilo mejor, ser como una piedra de río, redonda, sin partes que rocen al cogerla, con un tacto agradable a la mano que la coge. Esta es una tarea artesanal que conduce a mejorar nuestro sello personal. Pensemos que para estar bien con alguien, necesitamos estar primero bien con nosotros mismos.
2. En la vida en pareja. El amor conyugal tiene un alto porcentaje de artesanía psicológica. Alcanzar una buena relación es la consecuencia de haber sido capaz de entenderse con el otro y de aprender lecciones que no vienen en los libros. Afinar en el lenguaje verbal (la magia de las palabras acertadas, de decir lo que acerca y aproxima, el elogio) y en el lenguaje no verbal (la sonrisa, el contacto, la cara como espejo del alma, los gestos, los ademanes positivos que anuncian complicidad, el lenguaje del regalo (cosas pequeñas que dicen mucho… cuidar los detalles pequeños es amor inteligente).
3. En la vida profesional. Procurar estar al día, evitar la dejadez, el abandono. Ser capaz de renovarse uno concretando objetivos. Y la mejor manera es que esos objetivos sean medibles, se les pueda seguir la pista y ver cómo van mejorando… contra viento y marea.
Del Blog serpersona.info

9 ago 2017

Video del Papa - Agosto 2017



Agosto 2017. El Video del Papa: El arte y la naturaleza expresan la belleza de la creación y nos alegran el alma. Pidamos con el Papa por los artistas, para que con su creatividad nos sigan mostrando la grandeza de Dios.

“Las artes expresan la belleza de la fe y proclaman el mensaje de la grandeza de la creación de Dios. 

Por eso, cuando admiramos una obra de arte o una maravilla de la naturaleza descubrimos cómo cada cosa nos habla de Él y de su amor. 

Pidamos por los artistas de nuestro tiempo, para que, a través de las obras de su creatividad, nos ayuden a descubrir la belleza de la creación.”

Por la Red Mundial de Oración del Papa (Apostolado de la Oración - http://www.oraciondelpapa.net).

Si quieres ver más videos sobre las intenciones del Papa los encontrarás en http://www.elvideodelpapa.org 

Con la colaboración del Centro Televisivo Vaticano (http://www.ctv.va)

5 ago 2017

Quédate, Señor, conmigo.

Quédate, Señor, conmigo, porque es necesaria tu presencia para no olvidarte. 
Sabes cuán fácilmente te abandono.
Quédate, Señor, conmigo, pues soy débil y 
necesito tu fuerza para no caer muchas veces.

Quédate, Señor, conmigo, porque eres mi luz y sin ti estoy en tinieblas.
Quédate, Señor, conmigo, porque eres mi vida y sin ti pierdo el fervor.
Quédate, Señor, conmigo, para darme a conocer tu voluntad.
Quédate, Señor, conmigo, para que oiga tu voz y te siga.
Quédate, Señor, conmigo, pues deseo amarte mucho y estar siempre en tu compañía.

Quédate, Señor, conmigo, si quieres que te sea fiel.
Quédate, Señor, conmigo, porque por más pobre que sea mi alma, 
desea ser para ti un lugar de consuelo y un nido de amor.

Quédate, Jesús, conmigo, pues es tarde y el día se acaba… 
La vida pasa; la muerte, el juicio, la eternidad se acercan y 
es necesario recuperar mis fuerzas para no demorarme en el camino,
 y para ello te necesito. Ya es tarde y la muerte se acerca. 
Temo la oscuridad, las tentaciones, la aridez, la cruz, los sufrimientos 
– y te necesito mucho, Jesús mío, en esta noche de exilio.

Quédate, Jesús, conmigo, porque en esta noche de la vida, de peligros, necesito de ti. 
Haz que, como tus discípulos, te reconozca en la fracción del pan; que la comunión eucarística sea la luz que disipe las tinieblas, 
la fuerza que me sustenta y la única alegría de mi corazón.

Quédate, Señor, conmigo, porque en la hora de la muerte quiero estar unido a ti; 
si no por la comunión, al menos por la gracia y por el amor.

Quédate, Jesús, conmigo; 
no pido consuelos divinos porque no los merezco,
 sino el don de tu presencia, ¡ah, sí, te lo pido!

Quédate, Señor, conmigo; sólo a ti te busco; 
tu amor, tu gracia, tu voluntad, tu corazón, tu espíritu,
 porque te amo y no pido otra recompensa sino amarte más. 
Con un amor firme, práctico,
 amarte de todo corazón en la tierra para seguirte amando
 perfectamente por toda la eternidad.


San Pío de Pietrelcina

EVANGELIO día 6: Domingo de la Transfiguración del Señor

 Lectura del santo Evangelio según san Mateo 17,1-9:
"Escuchadlo..."
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.»
Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: «Levantaos, no temáis.»
Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
Palabra del Señor
Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Mt 17,1-9

MIEDO A JESÚS

La escena conocida como “la transfiguración de Jesús” concluye de una manera inesperada. Una voz venida de lo alto sobrecoge a los discípulos: «Este es mi Hijo amado»: el que tiene el rostro transfigurado. «Escuchadle a él». No a Moisés, el legislador. No a Elías, el profeta. Escuchad a Jesús. Sólo a él.
«Al oír esto, los discípulos caen de bruces, llenos de espanto». Les aterra la presencia cercana del misterio de Dios, pero también el miedo a vivir en adelante escuchando sólo a Jesús. La escena es insólita: los discípulos preferidos de Jesús caídos por tierra, llenos de miedo, sin atreverse a reaccionar ante la voz de Dios.
La actuación de Jesús es conmovedora: «Se acerca» para que sientan su presencia amistosa. «Los toca» para infundirles fuerza y confianza. Y les dice unas palabras inolvidables: «Levantaos. No temáis». Poneos de pie y seguidme. No tengáis miedo a vivir escuchándome a mí.
Es difícil ya ocultarlo. En la Iglesia tenemos miedo a escuchar a Jesús. Un miedo soterrado que nos está paralizando hasta impedirnos vivir hoy con paz, confianza y audacia tras los pasos de Jesús, nuestro único Señor.
Tenemos miedo a la innovación, pero no al inmovilismo que nos está alejando cada vez más de los hombres y mujeres de hoy. Se diría que lo único que hemos de hacer en estos tiempos de profundos cambios es conservar y repetir el pasado. ¿Qué hay detrás de este miedo? ¿Fidelidad a Jesús o miedo a poner en “odres nuevos” el “vino nuevo” del Evangelio?
Tenemos miedo a unas celebraciones más vivas, creativas y expresivas de la fe de los creyentes de hoy, pero nos preocupa menos el aburrimiento generalizado de tantos cristianos buenos que no pueden sintonizar ni vibrar con lo que allí se está celebrando. ¿Somos más fieles a Jesús urgiendo minuciosamente las normas litúrgicas, o nos da miedo “hacer memoria” de él celebrando nuestra fe con más verdad y creatividad?
Tenemos miedo a la libertad de los creyentes. Nos inquieta que el pueblo de Dios recupere la palabra y diga en voz alta sus aspiraciones, o que los laicos asuman su responsabilidad escuchando la voz de su conciencia. En algunos crece el recelo ante religiosos y religiosas que buscan ser fieles al carisma profético que han recibido de Dios. ¿Tenemos miedo a escuchar lo que el Espíritu puede estar diciendo a nuestras iglesias? ¿No tememos apagar el Espíritu en el pueblo de Dios?
En medio de su Iglesia Jesús sigue vivo, pero necesitamos sentir con más fe su presencia y escuchar con menos miedo sus palabras: «Levantaos. No tengáis miedo».