31 oct 2018

La espada de Damocles


Estamos en una sociedad muy resultadista. Nos miramos unos a otros con la intención de valorar los resultados y así poder decir si somos mejores o peores. Son los resultados los que determinan el devenir, el futuro y la permanencia.
Llevamos semanas escuchando que, quizá, Julen Lopetegui no seguiría mucho más tiempo en el Real Madrid. Los resultados no estaban siendo buenos. Ya el domingo pasado la derrota ante el eterno rival, el F.C. Barcelona, hizo que la espada de Damocles se acercase más a la cabeza del entrenador vaticinando un final muy poco feliz. Hasta que cayó. La espada. Y el entrenador.
Me pregunto, a raíz de este caso, cómo valoramos nosotros las cosas. Desde dónde enfocamos nuestra capacidad de juzgar lo que hacemos nosotros y lo que hacen los demás. Me pregunto si nosotros también somos presas de los resultados, de la numerología, y necesitamos llenar nuestros proyectos y pastorales de gente porque eso será lo determinante para un buen juicio. O si por el contrario, buscamos la calidad, profundidad y vinculación de los participantes sin estar tan pendientes de romper estadísticas.
No es fácil salir de la cadena de mercado que nos envuelve. Los números son los números y la espada de Damocles no tiene piedad ni misericordia. Hoy es Julen Lopetegui pero mañana podemos ser cualquiera de nosotros los que recibamos el golpe certero que cercene nuestras aspiraciones o deseos. Pero, ¿es eso lo que queremos?, ¿es así como queremos vivir?
En el mundo del fútbol, al igual que en otras facetas de la vida, se necesita ganar para poder estar 'en el candelero'. La victoria es la reina que todo el mundo quiere conquistar, pero ¿a qué precio?, ¿dónde están los límites? Las pasiones que acompañan a este deporte invitan, en multitud de ocasiones, a tomar decisiones que no siempre son racionales. Pero, ¿ocurre así también en nuestras vidas? ¿nos dejamos llevar por la pasión y nos olvidamos de lo vivido?
La espada de Damocles estará siempre sobre nuestras cabezas. Imagino que el, hasta el lunes, entrenador del Real Madrid, sufrió durante bastantes jornadas la incertidumbre de su permanencia mientras los medios de comunicación jugaban y balanceaban la espada con el fin de ver si caía o no.
Aunque no podemos vivir de la mediocridad y, en muchas ocasiones hay que tomar decisiones con gran valentía, me sigo preguntando si el único criterio de valor que determine nuestras vidas debe ser el resultado para tener éxito, los números que rompan estadísticas o por el contrario miramos con más profundidad los procesos y trabajos desde otras perspectivas.

CUIDAR EL LUGAR SAGRADO DE NUESTROS CEMENTERIOS



Reunión de los feligreses de la parroquia de San Cipriano de Vilanova de Arousa el día 1 de octubre de 2018, para tratar asuntos relacionados con los cementerios parroquiales.



Asistieron más de 50 personas.
Después de exponer, por parte del párroco D. Antonio Sineiro, las necesidades de los dos cementerios: Mantenimiento, limpieza, arreglos, renovaciones, seguridad, etc. se tomaron algunos acuerdos:

·        Propuesta por parte del párroco de elegir a una persona y que a su vez se encargue de formar un equipo para gestionar todo lo relacionado con los cementerios.
·        Se propuso a Paquita Oubiña Viñas, que ya venía encargándose del cuidado de los cementerios, siendo aceptada para tal fin por todos los presentes.  Ella se encargará de nombrar el equipo que le ayude.
·        Cuota: Se estableció una cuota anual de 10 Euros con el fin de poder afrontar los gastos que ocasione el trabajo de limpieza y mantenimiento de dichos lugares. La cuota es voluntaria, de manera que si alguien no pudiera hacer dicha aportación por falta de recursos económicos, se cubrirá por medio de otras aportaciones.
·        En cuanto al horario de entrada a los  cementerios se establece que, de momento y mientras no se encuentre la posibilidad de una mayor seguridad de  nuestros cementerios y mejora accesibilidad para todos, estarán abiertos día y noche. Rogamos, encarecidamente que todos aquellos que los visiten lo hagan con gran sensibilidad humana y debida piedad cristiana. ¡Por favor, no hagamos del descanso eterno de nuestros fieles difuntos, una permanente división entre nosotros fieles deudores en Cristo Jesús!.


El lunes día 8 de Octubre a las
 20:30 horas quedó constituido
 el EQUIPO encargado de cuidar y proteger el LUGAR SAGRADO de 
nuestros cementerios parroquiales.

 Es el siguiente:


          
            PRESIDENTA:                       PAQUITA OUBIÑA VIÑAS
            VICEPRESIDENTA:              MERCEDES DIZ PADÍN
            TESORERA:                           ESTER NOGUEIRA REY
            VOCAL de ATENCIÓN:       LUIS EMILIO MERCEDES

“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”


27 oct 2018

Evangelio día 28: Domingo XXX del tiempo ordinario



PORQUE CREO, VEO. QUITA LA VENDA DE MIS OJOS

EVANGELIO según  SAN MARCOS   10, 46-52

Después llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo -Bartimeo, un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino.

Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: "¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!".
Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten piedad de mí!".

Jesús se detuvo y dijo: "Llámenlo". Entonces llamaron al ciego y le dijeron: "¡Animo, levántate! El te llama".

Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él.
Jesús le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?". El le respondió: "Maestro, que yo pueda ver".
Jesús le dijo: "Vete, tu fe te ha salvado". En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.




Comentario de J.A. Pagola

CON OJOS NUEVOS


A pesar de su ceguera, Bartimeo capta que Jesús está pasando cerca de él. No duda un instante. Algo le dice que en Jesús está su salvación: "¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!". Este grito repetido con fe va a desencadenar su curación.

Hoy se oyen en la Iglesia quejas y lamentos, críticas, protestas y mutuas descalificaciones. No se escucha la oración humilde y confiada del ciego. Se nos ha olvidado que solo Jesús puede salvar a esta Iglesia. No percibimos su presencia cercana. Solo creemos en nosotros.

El ciego no ve, pero sabe escuchar la voz de Jesús que le llega a través de sus enviados: "¡Ánimo, levántate, que te llama!". Este es el clima que necesitamos crear en la Iglesia. Animarnos mutuamente a reaccionar. No seguir instalados en una religión convencional. Volver a Jesús que nos está llamando. Este es el primer objetivo pastoral.

El ciego reacciona de forma admirable: suelta el manto que le impide levantarse, da un salto en medio de su oscuridad y se acerca a Jesús. De su corazón solo brota una petición: "Maestro, que recobre la vista". Si sus ojos se abren, todo cambiará. El relato concluye diciendo que el ciego recobró la vista y "le seguía por el camino".

Esta es la curación que necesitamos hoy los cristianos. El salto cualitativo que puede cambiar a la Iglesia. Si cambia nuestro modo de mirar a Jesús, si leemos su Evangelio con ojos nuevos, si captamos la originalidad de su mensaje y nos apasionamos con su proyecto de un mundo más humano, la fuerza de Jesús nos arrastrará. Nuestras comunidades conocerán la alegría de vivir siguiéndolo de cerca.

José Antonio Pagola

CALENDARIO DE CELEBRACIONES LITÚRGICAS



EN NOVIEMBRE

Día – 1:   SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS
                  Hoy comenzamos el novenario solemne por nuestros fieles difuntos,
                 que concluiremos el viernes 9.

Día – 10: Este sábado, celebraremos a las 16´00  (4 tarde) EL ACTO DE ANIMAS
                 por todos los fieles difuntos de nuestra parroquia. 
                 A continuación procesión al cementerio parroquial

Día 22, 23 y 24: (jueves, viernes y sábado) triduo especial a la Virgen María 
                            en su advocación de María de la Medalla Milagrosa.



Día 25: JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO: 
Jesús no es un rey que triunfa como los reyes del mundo. 
No  tiene ejercito, ni riquezas, ni palacios, ni quiere  someter a nadie…  
Es el rey  de la verdad, del amor, de la entrega, del servicio,
de  la fidelidad, de la pobreza, del perdón.  
              Es el Rey del Reino de Dios en el mundo.

Día 27 Martes:    Solemnidad de LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA.
                              Horario: 18:15 Rosario especial
                                           19:00 Eucaristía solemne

Día 30 Viernes:    Comienza la novena solemne a María Inmaculada













25 oct 2018

“TODOS ESTAMOS LLAMADOS A LA SANTIDAD"




 "Mirad, os voy a declarar un misterio: no todos moriremos, 
pero todos seremos transformados. En un instante, cuando 
suene la última trompeta; porque sonará, y los muertos 
resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados.” 

(1 Cor. 15,52)


SANTOS Y DIFUNTOS



En este mes de octubre, son muchas las parroquias de nuestra diócesis que se preparan para celebrar dos importantes días: la “Solemnidad de Todos los Santos” y la Conmemoración de Todos las fieles Difuntos”.
La primera es la fiesta de los santos canonizados y de los no canonizados: de todos los cristianos que gozan de Dios, después de haber seguido a Cristo durante su vida. Por ello, se debe celebrar con toda la solemnidad que le corresponde; oraciones propias, Gloria, Credo y su prefacio propio. El origen de esta fiesta se remonta al siglo VII, cuando el Panteón romano, templo dedicado a “todos los dioses” (que es lo que su nombre significa en griego), se dedicó a la Virgen María y a todos los santos. El aniversario de esta dedicación se fijó en el siglo IX para el 1 de noviembre.


Por otra parte, al día siguiente (2 de noviembre) se celebra la Conmemoración de todos los fieles difuntos. Después de celebrar el día anterior a los bienaventurados, la Iglesia se interesa por las almas de todos los que nos precedieron con el signo de la fe y duermen ya en la esperanza de la resurrección la Conmemoración del 2 de noviembre tuvo su origen en el siglo XI, con la dedicación del abad de Cluny, san Odilón, quien estableció que precisamente al día siguiente de la solemnidad de Todos los santos, se celebrara este recuerdo por todos los fieles Difuntos. La práctica se extendió rápidamente por toda Europa, aunque en Roma no se incorporó al calendario hasta el siglo XIV.



24 oct 2018

El arte de Jorge Cocco Santangelo


Las 7 peores frases que nunca deberías decir a tus hijos.

Nunca debes decir estas palabras a tus hijos. Los efectos de estas palabras pueden ir más allá de lo que crees y lo que tus hijos pueden controlar

 autor: Aleteia

rostro de un nino llorando lagrima por su mejilla


La rabia, el cansancio y la frustración que vienen con los problemas cotidianos pueden exasperarnos y hacernos decir cosas que realmente no sentimos.
Estas son algunas de las peores combinaciones de palabras que podemos decir a un hijo, independientemente de su edad, pero especialmente a los niños pequeños.
Los efectos de esas palabras pueden ir más allá de lo que crees y de lo que tu y tus hijos pueden controlar.
Lea con atención y piénsalo muchas veces antes de decir frases como esas.

1.- "Nunca haces nada bien".

A nadie le gustaría oír eso, menos aún de un adulto. Imagina la sensación desagradable cuando tu hija inocente te oye decir palabras como esas.
Si tu hija cometió un error, rompió algo, arruinó la masa del pastel, respira hondo y piensa en qué es más importante.
La respuesta siempre será la misma: tus hijos son más importantes que cualquier otra cosa.

2.- "Me gustaría que te parecieras más a tu hermano".

No ganamos nada comparando a nuestros hijos, pero podemos crear resentimientos entre los miembros de la familia.
Asegúrate de las comparaciones no existen en tu casa. Somos todos diferentes y únicos, y somos todos especiales a nuestra manera.

3.- "Eres gordo/feo/burro".

Nuestros hijos creen en todo lo que decimos. Somos su fuente más fiable de información y también la mayor fuente de amor.
No perjudiques la autoestima de tus hijos con adjetivos negativos. Es mejor reconocer sus puntos fuertes en vez de enfatizar lo negativo.

4.- "Me avergüenzo de ti".

Si tu hijo tiene tendencia a llamar la atención en público, como gritar, jugar, correr y cantar para que todos le oigan, quizás sólo necesita más atención. No digas cosas como esa delante de tus amigos y ni en privado .
¿Por que no planear un espectáculo en casa donde él sea la estrella principal? Tal vez descubras su lado artístico al hacer eso y divertirse en familia.

5.- "Quisiera que nunca hubieras nacido".

No logro pensar en algo peor que alguien pudiera decir a un niño. Nunca, en ninguna circunstancia, digas eso a tus hijos, ni siquiera de broma.
Todos necesitamos saber que somos deseados y queridos, independientemente de los errores que cometemos.

6.- "Ya me he cansado, ya no te quiero".

A veces, sin darnos cuenta, caemos en los juegos de palabras de nuestros hijos. Tu hija de tres años está frustrada porque no puede comer otro helado. Después de explicarle varias veces porque no, ella se enfada, llora y dice que no te quiere.
La respuesta más fácil seria pagar con la misma moneda, pero eso solo le hace daño.
La reacción correcta sería explicar nuevamente porque no puede comer más helado y recuérdale que siempre la vas a querer, aunque se enfade contigo. Ella aprenderá mucho más de lo que imaginas con esta lección.

7.- "No llores, no es nada serio".

"¿Cómo de grandes pueden ser los problemas de los niños? Son sólo niños, no tienen preocupaciones, tristezas, decepciones ni miedos" Este es un error que como adultos cometemos con mucha frecuencia. Los niños tienen la misma o más capacidad emocional que un adulto.
La diferencia es que ellos no pueden expresarse y calmarse a sí mismos como nosotros. Entonces, de alguna forma, ¿sus problemas no serán aún mayores?

Nunca menosprecies un miedo, un arañazo, una duda, un conflicto por el que tu pequeño está pasando. Ayúdale a superar el problema y a reaccionar de forma sana.
Con pequeños ajustes y siempre considerando los sentimientos y bienestar de nuestros hijos, podemos evitar estas frases tan perjudiciales y tener una relación de amor, protección y bienestar en el hogar.

22 oct 2018

Mejor en equipo

          

              Acaba de terminar la Ryder Cup de golf. Torneo que desde hace casi 100 años enfrenta a los mejores jugadores de Europa y Estados Unidos en tres días de competición. En un deporte como el golf, en donde los jugadores juegan habitualmente para sí mismos, se puede aprender mucho de lo sucedido este fin de semana en Francia.

         Hay dos elementos que me llaman la atención por encima del resto: el primero que todos los jugadores han dejado de lado sus intereses individuales para formar dos equipos; y la segunda que este torneo, a diferencia del resto de competiciones que juegan a lo largo del año, no les produce ningún beneficio económico ni puntuación en el ranking mundial. Y este sentimiento lo resumía a la perfección el héroe de la edición de este año, el italiano Francesco Molinari. Decía: «Lo más importante no ha sido la actuación individual de uno, sino el sentimiento de equipo, la actitud de todos, desde el que no ha jugado demasiado al que ha jugado todo». Y ante la pregunta de si prefería este torneo o su reciente triunfo en el Abierto Británico –uno de los grandes y con más de un millón y medio de euros de premio–, decía que «esta semana la pone por encima de todo, que no se pueden comparar».

             Y aunque sea un poco atrevido, lo que creo que quiere decir el jugador italiano (como el resto de miembros del equipo), es que su felicidad, cuando es compartida, es diferente. Que no es lo mismo llegar a la cima solo que acompañado. Que sentirse parte de un equipo completa a cada individuo. Que las cosas que más felices nos hacen no las hacemos ni por uno mismo ni por dinero. Que el dinero tiene importancia, pero que hay determinadas cosas que el dinero no las puede comprar. Y que como para los golfistas, tanto de Europa como de Estados Unidos esta semana, no las podemos comparar con otros momentos de nuestra vida, porque están en otra dimensión. Probablemente la del amor por alguien o por algo.

20 oct 2018

¿Primeras comuniones civiles...?

    De PastoralSJ.org       

             Cuando se quiere tener todo, al final se termina cayendo en el absurdo. Las “comuniones civiles” son un absurdo. Lo son, porque la comunión es, por sí misma, algo religioso. El matrimonio puede ser civil, pues no tiene la Iglesia el patrimonio de la unión familiar, aunque le ponga sus acentos. Pero la comunión es la participación en la eucaristía. Y celebrar el momento en que un niño o niña hace la primera comunión como un día señalado es expresión de la trascendencia que, desde la fe, se le da a ese momento.

                 O esto debería ser. Porque la verdad es que, desde hace décadas, y para desesperación de párrocos, catequistas y creyentes que se toman en serio lo que se celebra, las comuniones religiosas se han convertido –en un porcentaje muy alto de los casos- en una celebración de tontería paterna y exaltación al menor, agasajado con infinidad de regalos y arrumacos. Pero una celebración donde se está a todo menos a lo que de verdad se celebra (y para muchos, la primera comunión es la última).

                Muchos no creyentes mantenían estas celebraciones por una mezcla de comodidad, de deseo de que sus hijos no fueran menos, y de presión familiar. Absurdo, pero real. En ese sentido, a mí me parece fenomenal que firmemos el acta de defunción de ese tipo de comuniones sin alma.  Y si para ello hay que buscar alternativas para que los pequeños príncipes no se sientan menos, hágase. Pero que conste que:
  • Primero. Es absurdo construir la infancia de los niños a base de celebraciones sin contenido.
  • Segundo. Es un poco penosa la falta de “imaginación civil”. ¿De verdad no hay nada más creativo que “comuniones civiles”? Llamadlo “paso a la adolescencia”, “rito de abandono de la infancia” o “exaltación de mi niño”. Pero, ¿de verdad que no hay más ideas que mantenerlo como comunión civil?
  • Tercero. Esta es una buenísima ocasión para los agentes de pastoral para recuperar lo que de verdad sí es una comunión religiosa. Y al que no le interese, va a tener cada vez más alternativas en los juzgados, ayuntamientos, restaurantes y demás interesados en mantener el circo. Es una ocasión para incidir en el verdadero sentido de las comuniones.

Y acabar con tanta tontería.

Evangelio día 21:Domingo XXIX del tiempo ordinario


Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,35-45):

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.»Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?»Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.»Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?»Contestaron: «Lo somos.»Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.» Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.»

Palabra del Señor




Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Mc (10,35-45)

NADA DE ESO ENTRE NOSOTROS

Mientras suben a Jerusalén, Jesús va anunciando a sus discípulos el destino doloroso que le espera en la capital. Los discípulos no le entienden. Andan disputando entre ellos por los primeros puestos. Santiago y Juan, discípulos de primera hora, se acercan a él para pedirle directamente sentarse un día «el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».


A Jesús se le ve desalentado: «No sabéis lo que pedís». Nadie en el grupo parece entender que seguirlo de cerca colaborando en su proyecto siempre será un camino no de poder y grandezas, sino de sacrificio y cruz.


Mientras tanto, al enterarse del atrevimiento de Santiago y Juan, los otros diez se indignan. El grupo está más agitado que nunca. La ambición los está dividiendo. Jesús los reúne a todos para dejar claro su pensamiento.


Antes que nada les expone lo que sucede en los pueblos del Imperio romano. Todos conocen los abusos de Antipas y las familias herodianas en Galilea. Jesús lo resume así: los que son reconocidos como jefes utilizan su poder para «tiranizar» a los pueblos, y los grandes no hacen sino «oprimir» a sus súbditos. Jesús no puede ser más tajante: «Vosotros, nada de eso».


No quiere ver entre los suyos nada parecido: «El que quiera ser grande entre vosotros que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros que sea esclavo de todos». En su comunidad no habrá lugar para el poder que oprime, solo para el servicio que ayuda. Jesús no quiere jefes sentados a su derecha e izquierda, sino servidores como él que dan su vida por los demás.


Jesús deja las cosas claras. Su Iglesia no se construye desde la imposición de los de arriba, sino desde el servicio de los que se colocan abajo. No cabe en ella jerarquía alguna en clave de honor o dominación. Tampoco métodos y estrategias de poder. Es el servicio el que construye la Iglesia de Jesús.


Jesús da tanta importancia a lo que está diciendo que se pone a sí mismo como ejemplo, pues no ha venido al mundo para exigir que le sirvan, sino «para servir y dar su vida en rescate por todos». Jesús no enseña a nadie a triunfar en la Iglesia, sino a servir al proyecto del reino de Dios desviviéndonos por los más débiles y necesitados.


La enseñanza de Jesús no es solo para los dirigentes. Desde tareas y responsabilidades diferentes hemos de comprometernos todos a vivir con más entrega al servicio de su proyecto. No necesitamos en la Iglesia imitadores de Santiago y Juan, sino seguidores fieles de Jesús. Los que quieran ser importantes que se pongan a trabajar y colaborar.

La paciencia


«La paciencia derrama sus frutos con profusión por todas partes: modera la ira, frena la lengua, dirige nuestro pensar, conserva la paz, endereza la conducta, doblega la rebeldía de la pasión, reprime el tono de orgullo, apaga el fuego de los enconos, levanta en alto nuestra esperanza». 

  San Cipriano



Esta virtud se pone de manifiesto sobre todo ante lo difícil y costoso, y especialmente ante la adversidad que se prolonga en el tiempo: una enfermedad, el carácter difícil de personas con las que convivimos, el trato con otros en el trabajo, la incomprensión por parte de amigos… Cicerón se refería a la paciencia como a una constante firmeza en el bien cuando se presenta arduo y difícil para conseguirlo. Y san Agustín habla de la paciencia como aquella virtud «que nos hace soportar los males con buen ánimo», sin perder la serenidad, de modo que no nos acarreen una tristeza y un pesar desmedido. 
La paciencia, pues, consiste en no rendirse ante el mal, sea cual sea, en no darse por vencido, en no capitular, en el recomenzar una y otra vez. Por eso, está muy relacionada con la fortaleza. Paciencia significa mantener firmeza y esperanza ante aquello que debemos hacer en medio de dificultades y obstáculos. El paciente sabe resistir y esperar el tiempo oportuno para actuar. Por eso se lee en el libro de los Proverbios que mejor es el varón paciente que el fuerte, y aquel que se domina en su ánimo, mejor que el conquistador de ciudades.
La paciencia es activa; y, en cierto sentido, consiste en adaptarse al tiempo, a los ritmos de la naturaleza, en aguantar los embates del enemigo –interno o externo–, en no caer en una tentación que se prolonga más de lo esperado.
Fernández-Carvajal, Francisco en “Pasó haciendo el bien”.
De serpersona.info